SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO.
CICLO A. Y FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.
¡¡HÁGASE EN NOSOTROS!!
Abrimos este fin de semana la segunda puerta del tiempo de adviento y nos encontramos con dos figuras: Una, la del Bautista. Otra, la de María. Ambas en el limite de lo antiguo y lo nuevo. Ambas entregando su vida y Dios, el eternamente nuevo, realizando su promesa de nueva alianza acercándose a los hombres en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, anunciado, esperado y por nosotros amado.
Este fin de semana esta llamado a fijar en nosotros la esperanza de forma definitiva. Esperanza anunciada y vivida por Juan , vivida por María y ofrecida a nosotros en una plenitud que se actualiza, cada vez que abrimos nuestro corazón y dejamos que de cualquier forma o manera, Dios entre en el y lo renueve.
Por tanto, arriba los corazones tristes, arriba los que están de duelo y viven en amargura, arriba los que esperan y sueñan con un mundo mejor. Cristo ya está, el anunciado y esperado, en medio de nosotros.
Cristo , cuyo nacimiento seguimos y queremos seguir recordando cada año, es la esperanza definitiva para este mundo, para nuestro mundo, cargado de pesimismo, de muerte, de hambre, destrucción , pobreza y dolor, donde los hombres se echan a la calle, protestan, buscan quieren una vida mejor y esperan alcanzarla pero con una esperanza casi fallida.
Arriba la esperanza con el Bautista que nos dice :¡cambien! y con maría que habla de la promesa cumplida, de una humanidad realizada en plenitud en un ya, pero todavía no, pero no por eso menos cierta porque el garante es el mismo Dios:
" ¡ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador ! "
¡¡Feliz día del Señor!! para los que esperan, para los que buscan, para los que sueñan...
CICLO A. Y FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.
¡¡HÁGASE EN NOSOTROS!!
Abrimos este fin de semana la segunda puerta del tiempo de adviento y nos encontramos con dos figuras: Una, la del Bautista. Otra, la de María. Ambas en el limite de lo antiguo y lo nuevo. Ambas entregando su vida y Dios, el eternamente nuevo, realizando su promesa de nueva alianza acercándose a los hombres en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, anunciado, esperado y por nosotros amado.
Este fin de semana esta llamado a fijar en nosotros la esperanza de forma definitiva. Esperanza anunciada y vivida por Juan , vivida por María y ofrecida a nosotros en una plenitud que se actualiza, cada vez que abrimos nuestro corazón y dejamos que de cualquier forma o manera, Dios entre en el y lo renueve.
Por tanto, arriba los corazones tristes, arriba los que están de duelo y viven en amargura, arriba los que esperan y sueñan con un mundo mejor. Cristo ya está, el anunciado y esperado, en medio de nosotros.
Cristo , cuyo nacimiento seguimos y queremos seguir recordando cada año, es la esperanza definitiva para este mundo, para nuestro mundo, cargado de pesimismo, de muerte, de hambre, destrucción , pobreza y dolor, donde los hombres se echan a la calle, protestan, buscan quieren una vida mejor y esperan alcanzarla pero con una esperanza casi fallida.
Arriba la esperanza con el Bautista que nos dice :¡cambien! y con maría que habla de la promesa cumplida, de una humanidad realizada en plenitud en un ya, pero todavía no, pero no por eso menos cierta porque el garante es el mismo Dios:
" ¡ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador ! "
¡¡Feliz día del Señor!! para los que esperan, para los que buscan, para los que sueñan...
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