sábado, 7 de septiembre de 2019

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO.

EN NUESTRA DIÓCESIS CELEBRAMOS A  NUESTRA PATRONA LA VIRGEN DEL PINO.

Como acabamos de decir  celebramos a nuestra patrona en este fin de semana . Los texto de la celebración son los que corresponde a la fiesta de la Natividad de la Virgen María.

Dicho esto  iniciamos nuestra reflexión mirando  la figura de María en nuestra iglesia y tratamos de hacer una pequeña reflexión que nos lleva a  darnos cuenta de como  la figura de María, no solo en nuestra iglesia , sino en toda la iglesia universal, siempre  es capaz de congregar y reunir en  entorno a todos los que buscan consuelo, paz y  gracia. Importante y sugerente en medio de todo esto es descubrir que María, la madre de Jesús, la que intercede por nosotros, no es el final, no es nuestra meta, sino  el camino que nos lleva a la meta.
 María, como madre de Jesús y madre nuestra, es la que intercede, la que nos alcanza  la gracia, la que nos ayuda a encontrarnos con su Hijo amado en el camino de la vida.
 La importancia de María le viene por ahí, precisamente por ahí, por ser la madre de Jesús pues con su hágase se convierte en camino, dadora de la humanidad de Jesús, canal de su humanidad,  facilitando la salvación. Acequia por la que la  gracia y la  salvación llega a nosotros. No es ella la que salva,  somos salvados por el que nos ha sido dado a través de ella: Jesucrito Nuestro Señor.
En estos días nuestra Diócesis  mira la figura de la madre con esperanza, con  ilusión y confianza, porque sabemos y bien que lo sabemos, que la Virgen, desde su advocación del Pino, que es así como la veneramos, escucha nuestras plegarias, nos da consuelo y nos alcanza, "como  consoladora de los afligidos"," auxilio de los cristianos" y "causa de nuestra alegría" según la invocamos en las letanías, todo aquello que  ponemos en su corazón para que  nos lo presente al Hijo y  si es para nuestra salvación nos lo conceda y si no,  seguro que  nos da el consuelo y la fuerza para seguir adelante en el camino del seguimiento de Jesús que hacemos y en el que queremos estar. Esto  no es solo a nivel individual, sino también como iglesia. Todos esperamos  que  la salvación que ya ha sido dada, en nosotros se haga realidad. 

 Somos  de esta manera vividores en esperanza, confiando en la  fidelidad de Dios y llamados a vivir en el amor.
 Esperamos que la salvación que el Hijo Amado nos da y  a la que ella nos acerca con su presencia maternal y cariñosa, reconfortando, animando y sobre todo, acompañando, nos conduzca a  vivir un amor sin medida, como es el amor de Dios, cristalizando en la  realidad de nuestra existencia. 
¡¡ FELIZ DÍA DEL SEÑOR¡¡
¡¡FELIZ DÍA DE LA VIRGEN DEL PINO¡¡

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