SÁBADO SANTO.
SÁBADO DE SILENCIO Y DE ESPERANZA
Hoy es el día de la espera y la esperanza, también el día en donde los temores siguen atenazando a pesar de las palabras dichas porque lo vivido se impone y lo vivido no es mas que la muerte que siembra el desconcierto. Es el día de la fe ciega de los que creyeron y creemos y que saben que a pesar de todo su palabra se cumplirá, no saben como ni de que manera, pero lo saben y quieren seguir guardando en lo mas íntimo y recóndito del corazón. Saben que aquellas palabra que un día escucharon y que llenaron de paz y consuelo el corazón, se cumplirán.
También nosotros hoy, después de tanto tiempo transcurrido esperamos. Si, esperamos y queremos ver y experimentar que su palabra sigue siendo valida para estos tiempos a pesar de todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Hay que esperar, tenemos que aprender a saber esperar. La luz llegará, la luz que iluminará todo y lo hará todo nuevo. El se levantará victorioso y con el consuelo de su presencia nos devolverá la alegría perdida, hará que se disipen los miedos y la nostalgia. Le vamos a poder contemplar y disfrutar resucitado.
Llegará el día del Señor que con su misericordia lo hará todo nuevo y lo cantaremos y será la gran victoria del amor sobre el dolor, la tristeza y la muerte en el mundo.La alegría se desbordará y sentiremos cómo quema nuestro corazón al saber y experimentar de su presencia.
En el silencio de la oración esperanzada, en lo mas íntimo de nuestro corazón, sabemos que la semilla sembrada germinará y dará fruto.
Hoy, sábado del silencio, estamos llamados a recordar sus palabras, sus gestos y esa presencia suya que lo invadía todo, que lo llenaba todo, que daba una nueva dimensión a la existencia lanzándola hacia un futuro mejor, mas libre y esperanzado.
Ahora, hoy, es tiempo de espera, tiempo de esperanza.
SÁBADO DE SILENCIO Y DE ESPERANZA
Hoy es el día de la espera y la esperanza, también el día en donde los temores siguen atenazando a pesar de las palabras dichas porque lo vivido se impone y lo vivido no es mas que la muerte que siembra el desconcierto. Es el día de la fe ciega de los que creyeron y creemos y que saben que a pesar de todo su palabra se cumplirá, no saben como ni de que manera, pero lo saben y quieren seguir guardando en lo mas íntimo y recóndito del corazón. Saben que aquellas palabra que un día escucharon y que llenaron de paz y consuelo el corazón, se cumplirán.
También nosotros hoy, después de tanto tiempo transcurrido esperamos. Si, esperamos y queremos ver y experimentar que su palabra sigue siendo valida para estos tiempos a pesar de todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Hay que esperar, tenemos que aprender a saber esperar. La luz llegará, la luz que iluminará todo y lo hará todo nuevo. El se levantará victorioso y con el consuelo de su presencia nos devolverá la alegría perdida, hará que se disipen los miedos y la nostalgia. Le vamos a poder contemplar y disfrutar resucitado.
Llegará el día del Señor que con su misericordia lo hará todo nuevo y lo cantaremos y será la gran victoria del amor sobre el dolor, la tristeza y la muerte en el mundo.La alegría se desbordará y sentiremos cómo quema nuestro corazón al saber y experimentar de su presencia.
En el silencio de la oración esperanzada, en lo mas íntimo de nuestro corazón, sabemos que la semilla sembrada germinará y dará fruto.
Hoy, sábado del silencio, estamos llamados a recordar sus palabras, sus gestos y esa presencia suya que lo invadía todo, que lo llenaba todo, que daba una nueva dimensión a la existencia lanzándola hacia un futuro mejor, mas libre y esperanzado.
Ahora, hoy, es tiempo de espera, tiempo de esperanza.
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