Domingo Quinto del Tiempo Ordinario. Ciclo C
Luc.5,1-11
UN OFICIO NUEVO
San Lucas nos sigue mostrando la actividad misionera de Jesús por toda Galilea y descubrimos que en esa actividad misionera no solo esta el anunciar sino también, el ocuparse de los que ha elegido para que sean sus compañeros de fatigas por ahora y mas tarde, los que recojan el testigo de la misión. Estos necesitan algo mas. Lucas nos relata la pesca milagrosa, después de la predicación de Jesús a la gente a la orilla del lago, en pleno medio día, a pesar de la experiencia negativa que ya tuvieron los discípulos al estar pescando toda la noche anterior, que es cuando debe hacerse, y no haber cogido ni un triste pez.
Provoca el asombro, sobre todo de Pedro, que no se siente digno de estar cerca del Señor. Esto va a posibilitar que Jesús ponga en manos del asombrado pescador, la misión para la que le ha escogido: " No temas: desde ahora serás pescador de hombres"
Han de transcurrir muchas cosas mas para que Pedro termine de entenderlo del todo, pero ya sabe cual es su misión y hacia donde y con quien ha de caminar.
El texto termina diciendo "Ellos sacaron la barca a tierra y, dejándolo todo, le siguieron"
Así la Iglesia, nosotros, escogidos de entre muchos para anunciar la Palabra, para echar las redes en nombre del Señor a sabiendas de los fracasos anteriores y aunque sea el tiempo inapropiado, era medio día se nos dice.
Será el Señor el que haga posible que la misión de su fruto, lo nuestro, descubrimos, consiste tan solo en estar atentos y obedecer a su palabra, por muy fuera de lugar que nos pueda parecer .
Esto no es fácil, se dice pronto, pero sabemos de sobra que las experiencias de la vida marcan y determinan nuestro forma de actuar. La misión, el anuncio del Reino, nos exige abandonar nuestras seguridad para hacer lo que el Señor nos indica.
Ese "dejarlo todo" con el que termina el texto implica no solo lo material: las barcas, las redes, el lugar, la familia, la casa, los amigos, etc, implica también nuestras seguridades, nuestras certezas, nuestros egoísmos y perezas, nuestros miedos y un sin fin de cosas mas, que se van descubriendo a lo largo del camino. Implica que seguir a Jesús, poner nuestros pies en la misma huella de su sandalia, es necesario para aprender, aunque sea a trancas y barrancas, a vivir como el vivió en total dependencia amorosa del Padre. En una palabra, dejarnos pescar, para luego poder ser pescadores.
¡¡Feliz día del Señor!!
Luc.5,1-11
UN OFICIO NUEVO
San Lucas nos sigue mostrando la actividad misionera de Jesús por toda Galilea y descubrimos que en esa actividad misionera no solo esta el anunciar sino también, el ocuparse de los que ha elegido para que sean sus compañeros de fatigas por ahora y mas tarde, los que recojan el testigo de la misión. Estos necesitan algo mas. Lucas nos relata la pesca milagrosa, después de la predicación de Jesús a la gente a la orilla del lago, en pleno medio día, a pesar de la experiencia negativa que ya tuvieron los discípulos al estar pescando toda la noche anterior, que es cuando debe hacerse, y no haber cogido ni un triste pez.
Provoca el asombro, sobre todo de Pedro, que no se siente digno de estar cerca del Señor. Esto va a posibilitar que Jesús ponga en manos del asombrado pescador, la misión para la que le ha escogido: " No temas: desde ahora serás pescador de hombres"
Han de transcurrir muchas cosas mas para que Pedro termine de entenderlo del todo, pero ya sabe cual es su misión y hacia donde y con quien ha de caminar.
El texto termina diciendo "Ellos sacaron la barca a tierra y, dejándolo todo, le siguieron"
Así la Iglesia, nosotros, escogidos de entre muchos para anunciar la Palabra, para echar las redes en nombre del Señor a sabiendas de los fracasos anteriores y aunque sea el tiempo inapropiado, era medio día se nos dice.
Será el Señor el que haga posible que la misión de su fruto, lo nuestro, descubrimos, consiste tan solo en estar atentos y obedecer a su palabra, por muy fuera de lugar que nos pueda parecer .
Esto no es fácil, se dice pronto, pero sabemos de sobra que las experiencias de la vida marcan y determinan nuestro forma de actuar. La misión, el anuncio del Reino, nos exige abandonar nuestras seguridad para hacer lo que el Señor nos indica.
Ese "dejarlo todo" con el que termina el texto implica no solo lo material: las barcas, las redes, el lugar, la familia, la casa, los amigos, etc, implica también nuestras seguridades, nuestras certezas, nuestros egoísmos y perezas, nuestros miedos y un sin fin de cosas mas, que se van descubriendo a lo largo del camino. Implica que seguir a Jesús, poner nuestros pies en la misma huella de su sandalia, es necesario para aprender, aunque sea a trancas y barrancas, a vivir como el vivió en total dependencia amorosa del Padre. En una palabra, dejarnos pescar, para luego poder ser pescadores.
¡¡Feliz día del Señor!!
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