La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes. Esto debería provocar un dialogo entre las religiones. No debemos dejar de orar por él y colaborar con quienes piensan distinto. Muchos piensan distinto, sienten distinto, buscan a Dios o encuentran a Dios de diversa manera. En esta multitud, en este abanico de religiones hay una sola certeza que tenemos para todos: todos somos hijos de Dios. Confío en vos para difundir mi petición de este mes:
Que el diálogo sincero entre hombres y mujeres de diversas religiones, conlleve frutos de paz y justicia.
Confío en tu oración.
Francisco
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