«No
se puede hacer comunidad sin cercanía. No se puede hacer la paz sin
cercanía. No se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podía decirle:
‘¡Que te cures!’. No: se acercó y lo tocó… Tantas veces pienso que sea,
no digo imposible, pero muy difícil hacer el bien sin ensuciarse las
manos. Y Jesús se ensució. Cercanía… A aquel que estaba excluido de la
vida social, Jesús lo incluye: incluye en la Iglesia, incluye en la
sociedad…»

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