LA HISTORIA DE UN APARENTE PEQUEÑO FRACASO.
Ayer, sábado y como teníamos previsto, nos fuimos de excursión-encuentro con los padres y los niños de catequesis de nuestra parroquia a San José del Álamo. Después de dos semanas de preparación de este encuentro por parte de los catequistas, en donde se pensaron juegos y atracciones, después de mirar y remirar, llegó el día que amaneció nublado y lloviznando. Con la esperanza de que aclarara nos pusimos en camino a la hora prevista. Pero, siempre hay un pero, mi gozo en un pozo. Cuando llegamos arriba había llovido y seguía lloviendo mas que por las latitudes de nuestra parroquia. Miramos posibilidades de revés y de derecho y, al fin, optamos por volvernos a nuestra parroquia y usar los salones parroquiales.
Ese fue el asunto, con pena y sin gloria, tuvimos que dejar nuestra ilusión para otro momento. No obstante, cuando llegamos, la gente se reunió, compartió comida y mesa y se habló de lo humano y de lo divino, los niños jugaron , cantaron, hicieron concursos y se les dio a cada uno un diploma al final de la jornada. Total que terminamos el día con sol y con alegría después de haber compartido mesa, comida y regocijo.
Cuando ya todo terminó, vino la reflexión y no tardamos mucho en darnos cuenta de que Dios siempre hace las cosas bien. Nos dimos cuenta de que fue mejor volver a casa porque si nos quedamos arriba cada cual se hubiera ido por su lado y nos hubiéramos perdido la ocasión de estar juntos y compartir, esa era en el fondo, la intención de este encuentro. Así que, remontamos en gozo y damos gracias a Dios porque con mano maestra sabe conducir a los suyos aunque de entrada parezca que todos nuestros esfuerzos y nuestro empeño, no sirvieron para nada y que el día se nos chafaba.
Una experiencia mas que nos permite decir que el Señor escribe derecho en renglones torcidos.
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