UNA DOBLE LECCIÓN
Nos encontramos hoy con un texto extraño frente al cual uno está tentado de hacer cambalaches para dejar en buen lugar la forma de hablar y de actuar de Jesús ante la petición de la mujer cananea que le pide ayuda para su hija. Cuesta entender esta forma de hablar tan áspera que tiene Jesús con la mujer pagana.
Hay que dar una doble lección: una a la pagana y otra, más honda, a los discípulos.
A la primera, que es necesaria la fe, que no se trata de pedir gritando. Debe entender que Él no es un mago cuya misión es hacer milagros. Será cuando ella insista y reconozca su situación con la frase: "También los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos", cuando Jesús acceda a su petición, porque la frase se centra en la necesidad de Dios y de su misericordia (el perro es el animal fiel por antonomasia que siempre está mirando la mano del amo, de quien lo espera todo) y no en la utilidad de Dios: creo tanto en cuanto haces lo que yo te pida. El Dios Padre que Jesús vive y transmite no es como los dioses paganos, de usar y tirar: Él no va a consentir que nadie utilice a Dios.
Con respecto a los discípulos la lección va en la línea de la misión. Ellos querían quitarse de encima a la mujer de la forma mas rápida, sencilla y eficaz: darle lo que quiere, en este caso un milagro. Jesús puede hacerlo, ellos lo saben. Pues, si puede hacerlo, que lo haga y todos en paz y contentos. Pero no, Jesús se resiste y provoca el diálogo entre Él y la mujer. Diálogo que suscita en ella un cambio de actitud y la confianza en Dios.
Nos volvemos a encontrar de nuevo con la tentación de la semana pasada cuando Pedro le dice aquello de " si eres tú..." Tientan a Dios, queriendo utilizarlo para su tranquilidad y paz: hazle el milagro y nos dejará tranquilos.
No es eso lo que Jesús busca y quiere, no es eso para lo que ha venido y para lo que les ha invitado a estar con El. También a ellos ha de dejarles bien claro que su misión fundamental no es hacer milagros como el que hace tortas, sino provocar el encuentro con Dios desde la vida, puede ser desde un milagro, pero no siempre tiene que ser así.
Han de aprender que se trata de vivir anunciando el Reino de Dios cuyas claves han de estar en el corazón y en la vida, desde el testimonio y el esfuerzo cotidiano por la transparencia y la no utilización en vano del nombre de Dios. Es necesario afrontar cualquier situación y no cerrarse al diálogo porque es solo y desde ahí, desde donde se producirá el encuentro, el anuncio real. Desde donde se da la oportunidad de que los hombres, y mujeres, sean paganos o no, podrán recuperar una imagen de Dios realista y auténtica.
Y eso es lo que nos toca hacer a nosotros hoy en el mundo y situación que nos corresponde vivir.
Feliz día del Señor
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