sábado, 14 de junio de 2014

LA VIRGEN DEL PINO SUBE HOY A TEROR, DONDE SEGUIRÁ ESPERÁNDONOS

Decimos madre de Dios y lo decimos tranquilamente, con la misma naturalidad con que decimos la madre de Carlos o de Carlota.



  Sin embargo, esa expresión está reclamando nuestro estupor, incluso cierta resistencia, cierto escándalo. Madre de Dios. En el límite del lenguaje y al borde mismo del absurdo, hemos tenido que hablar así: Dios, que es incapaz de hacer otros Dios, hizo lo más que podía hacer, una madre de Dios. (José María Cabodevilla)

No hay comentarios:

Publicar un comentario