domingo, 8 de junio de 2014

EL VOLUNTARIADO


Por Mary Almenara
La llegada de nuestra señora, la virgen del Pino, ha sido todo un acontecimiento para el Gran Canario y, para los que sin serlo, se sienten como tales. Han sido miles las personas que la acompañaron en la bajada a Las Palmas. Otros tantos son los que cada día van a visitarla pues católicos o no, sienten un gran amor por nuestra madre.



 Como una de esas tantas personas, que han dirigido sus pasos hacia la Catedral para verla y rezar a sus pies, sentí la necesidad de ir a visitarla, para ello no puse día ni hora ya que lo que me importaba era ir y el momento era secundario. Un familiar me invitó a hacerlo el miércoles ya que, en el programa de jornadas que se llevarían a cabo con motivo de la bajada, se dedicaba una semana a  Realidad Pastoral,  teniendo cada día un tema diferente pero relacionado, la mayoría, con el trabajo del voluntariado. El miércoles se dedicó a Pastoral Penitenciaria, acepté su invitación y fijé ese día para hacer la visita.
Se escucharon testimonios de mujeres y hombres que dedican, o han dedicado, su tiempo en visitar a los residentes de nuestras cárceles cumpliendo condena por diferentes motivos. Estos voluntarios no sólo van a visitarlos, llegan más lejos, van a escucharlos, hacerles compañía, ser la familia que no tienen y, sobre todo, llevarles la palabra de Dios si así lo desean. Escuchamos las palabras sentidas de varios encarcelados, que no pudiendo estar presentes, escribieron sus sentimientos para que fueran leídos por los propios voluntarios. En ellas reflejan: su arrepentimiento, su pena por estar lejos de su familia, su dolor por verse privado de la libertad, pero todos hacían hincapié en su agradecimiento a las personas que les acompañan cada semana, lo que habían recibido de bueno de cada uno de ellos.
Pastoral Penitenciaria, dispone de pisos donde residen las personas que no tienen donde vivir  cuando han cumplido su condena. Muchos de ellos, y a raíz del delito cometido se ven solos, abandonados por amigos y familia encontrando en estos pisos un techo para cobijarse y un plato de comida que sacie su hambre. Así le ocurrió a uno de estos hombres que, con voz rota por la emoción, habló de su experiencia. Él nos relató que al recuperar su libertad se vio en la calle ya que su familia le había abandonado. Agradecía que existieran esos pisos, pues de lo contrarío se veían recayendo de nuevo en la delincuencia.
Por motivos protocolarios de las penitenciarías, los voluntarios, tienen un límite de edad para seguir prestando ese servicio. Sé de primera mano el dolor y angustia que esto significa para las personas que dedican su tiempo a visitar a los presos de nuestras cárceles. Retirarles el pase es como arrancarles un trozo de corazón que semana a semana van dejando tras las rejas.El papel del capellán en las prisiones es muy importante, los católicos continúan celebrando la Santa Misa y, los que dicen no creer, terminan siendo los más creyentes y seguidores de la Palabra. El capellán les escucha en confesión y comparte con ellos los momentos de tristeza y angustia que vive cada uno siendo para ellos el hombro donde se apoyan en los momentos de soledad y angustia que les acompañan en la cárcel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario