martes, 27 de agosto de 2013

UN LUGAR DONDE VIVIR EN PAZ


La pasada Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro no sólo fue el mayor punto de encuentro entre miles de jóvenes católicos de todo el mundo; también cambió la vida de los jóvenes perseguidos por su religión en sus países de origen.
Al menos 45 muchachos que viajaron al encuentro del Papa Francisco el pasado julio procedentes de Pakistán, Sierra Leona o República Democrática del Congo han solicitado refugio en Brasil alegando sufrir persecuciones y amenazas por profesar la religión católica, según informa el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). La Archidiócesis de Río de Janeiro ha recibido 40 de las solicitudes para iniciar los trámites de refugio, mientras que la Archidiócesis de Sao Paulo ya procesa otras cinco.
Los solicitantes fueron peregrinos en la Jornada Mundial de la Juventud, que se convirtió en una puerta para que consiguieran el visado de salida de sus países. “Mi padre fue asesinado por ser cristiano y siempre le dijo a mi madre que lo mismo podría ocurrirle a toda la familia. La Jornada Mundial de la Juventud me dio la oportunidad de solicitar una visa para salir del país”, afirma Peter Atuma, un católico de 24 años procedente de Sierra Leona. Su cuerpo deja visibles las cicatrices de la violencia que los grupos contrarios a los católicos muestran en la comunidad donde vivía. “No tengo como volver. Quiero reconstruir mi vida aquí en Brasil”, pide. Otro joven de Pakistán aseguró al diario brasileño O Globo que nunca antes había experimentado la libertad que ahora siente en Brasil. “Aquí nadie me pregunta lo que soy y pienso, ni en qué creo. Aquí las personas son receptivas”, explica.

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