viernes, 4 de enero de 2013

SEIS DE ENERO: EPIFANÍA DEL SEÑOR

BUSCADORES DE DIOS
 Porque estaban a la espectativa, porque fueron capaces de ponerse en camino, porque vencieron las dificultades, porque se fiaron de los signos que  fueron descubriendo, porque se esforzaron ante  las dificultades, porque superaron todo tipo de miedos, porque  aceptaron que Dios se manifestara en un niño, por todo eso y muchas cosas mas, su memoria aparece en los evangelios como "los buscadores de Dios"
Lo hermoso de todo ello es que cuando le tuvieron delante fueron capaces de inclinarse ante el y poner a sus pies oro, incienso y mirra aceptándolo como Dios y Hombre sin retener para ellos la nobleza, la riqueza y mucho menos les sirvió la sabiduría que  poseían para enquistarse en sus opiniones.
Hoy es la fiesta de la Epifanía del Señor, la fiesta en que Dios, como el ser mas pobre e indigente, se deja reconocer y se entrega a todo el que le busque con corazón sincero.

 Hoy es la fiesta del regalo de Dios a toda la humanidad. Hoy es la fiesta de los que, por encima de todo, buscan a Dios saliendo de sus comodidades, de su tierra, de su entorno conocido, y se dejan guiar por la luz que alumbra en cada acontecer. Hoy es la fiesta de los que vencen los egoísmos y abren el corazón a toda gente, a todos los pueblos, es la fiesta de los que hacen de su vida un regalo que alegra el corazón de los sencillos.
Hoy es la fiesta en que la Iglesia debe reflexionar qué está haciendo con el don que ha recibido que no es otro mas que Jesús Dios y Hombre verdadero, que se entrega totalmente y al que ella debe imitar. Hoy es la fiesta en que la Iglesia, como María, debe  guardar y meditar todo en su corazón y no dejarse llevar por primeras impresiones o deseos de grandeza, o teologías que no tengan que ver con el pobre y con el desarraigo de  sus particulares ideas y no ponga a los pies del Señor, su Señor, manifestado en los hombres y para los hombres, toda su riqueza. La fiesta en que la Iglesia debe  poner al servicio de los desheredados su oro, su incienso y su mirra. El lo dijo: " Lo que le hagan  a uno de estos, los pobres, a mi me lo hacen" y eso es algo que no podemos olvidar, porque ahí están encerradas la gloria o la condena, la pena y el juicio, la fe o la increencia, la obediencia  o la desobediencia.
Es la fiesta en la que no podemos correr el peligro de enredarnos en los regalos materiales que podamos recibir olvidando el gran regalo que es Jesús que nos ha sido dado y que nosotros debemos compartir con quienes aun no lo poseen dejando que todo siga igual, al tiempo que el materialismo y la increencia, revestidos de incienso, de luces, de música, de manifestaciones de fervor y de, inclusive,  alguna que otra lágrima derramada ante el Belén, sigan campando a su anchas haciendo estragos allí desde donde El quiere manifestarse, en el corazón de la casa - Iglesia- que El se ha escogido para darse a conocer a todos los pueblos.
 Feliz fiesta de la Manifestación del Señor.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario