PORQUE NO QUIERO APARTAR MIS OJOS DE TÍ.
En este segundo domingo después de la Navidad, la iglesia, piensa, mira, reflexiona lo que ha celebrado ante el mismo pesebre, adorando al Niño que se le ha dado y se percata de lo que los textos de hoy nos ofrecen. Se percata de la sabiduría de Dios que con tal de querer estar con el hombre, junto al hombre, se hace hombre dignificando y levantando la humanidad caída, Esa es la gran sabiduría de Dios, Esa es la sabiduría de la que se nos habla en la primera lectura. Este es el poder del Señor que quiere estar junto, ser como, su criatura..., ahí radica su propio elogio, tal y como se nos dice en el texto que hoy proclamamos. El segundo texto es de San pablo a los de Éfeso en donde Pablo empieza dando gracias al Padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos bendijo en Cristo con toda clase, dice, de bienes espirituales y celestiales; y los va desgranando cuando dice que hemos sido elegidos en el Hijo ante de la creación del mundo para ser santo e irreprochables en su presencia por el amor, nos predestinó y nos colmó con su gracia en el Amado...Luego Pablo pasa a animar a los de Éfeso a seguir vivos en la fe, a no dormirse, a buscar a Dios con los ojos de la cara y con los del corazón y así ir comprendiendo a donde y para que nos llama...para llegar al conocimiento y a la intimidad de y con Dios. El se da como riqueza de gloria y como herencia a los santos, es decir a los que le buscan con corazón sincero.
El texto del evangelio es de todos conocido. Es el prólogo del evangelio de Juan. Es ese canto a la nueva creación que desde un nuevo génesis se hace presente, porque ya no es la sola Palabra de Dios, sino esa misma Palabra hecha carne la que inicia una nueva creación y en donde la criatura recupera su esencial inicio por medio de la confesión del nombre del Hijo Amado. Ahora ya somos hijos por voluntad del Padre..., somos del Hijo, somos de Jesucristo que nos ha ganado con su muerte y resurrección el cual nos entrega al Padre que es el primer propietario de nuestra existencia.
Como decíamos mas arriba, se trata de contemplar, se trata de rumiar, se trata de hacer como María que guardaba todo en su corazón, lo asumía y ahí encontraba el ánimo para seguir adelante posibilitando que en ella, lo de ser madre de Dios, fuera una realidad cada vez mas patente y visible ante nuestros ojos y para nuestra salvación.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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