Transitamos un momento histórico en el que estamos siendo conducidos por un despotismo totalitario, toda una maquinaria de poder y lucro que pretende el sometimiento del ser humano a través de diferentes instituciones y mecanismos en los que participamos todos, desde la economía, la política, la cultura, …
Editorial de la revista Autogestión 150
Se trata de un totalitarismo que construye infiernos en vida, que se apoya en una economía que mata, como denuncia el Papa Francisco, y cuyo interés llega a prevalecer sobre el bien común, con unas dinámicas que funcionan como mecanismos autónomos de robo y expolio, para concentrar la riqueza y el poder en cada vez menos manos.
Destacan, por su novedad, los denominados «mercados de futuros conductuales» en los que se compran y se venden predicciones sobre nuestro comportamiento, y hasta se supedita la producción de bienes y servicios a un nuevo «medio de modificación de la conducta», como explica Shoshana Zuboff. Se trata, en palabras del filósofo Byung-Chul, «de un hipercapitalismo que facilita, amplía y acelera la explotación comercial de la vida humana”.
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