viernes, 25 de agosto de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

AHORA QUE  SE NOS HA DADO ENTENDER.

El texto del evangelio de esta semana nos lleva al capítulo 16 de San Mateo que es el evangelio que estamos leyendo en este ciclo A y en el que descubrimos  dos cosas importantes: la primera, es definida la  identidad de Cristo y la segunda, es anunciada la misión de Pedro ( La Iglesia)
Estamos en Cesarea de Filipo, ciudad fundada por Filipo hijo del rey Herodes. Antes de ello se llamaba Banias. Es en este entorno en donde nace el mayor afluente del rio Jordán  y es en este entorno donde Jesús pregunta  a los discípulos por lo que la gente dice y piensa sobre su persona. En términos generales la respuesta es que es un hombre enviado por Dios, un hombre de Dios. Pero Jesús vuelve sobre el tema, ahora quiere saber que es lo que ellos piensan y lo hace con esta pregunta : " Y vosotros, ¿ quién decís  que soy yo ? "

La respuesta la da Pedro  diciendo " Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo "  Respuesta  que recibe el reconocimiento de Jesús y llama a Pedro dichoso por que  ha sido el Padre quien se lo ha revelado. Es en  y desde  esta obediencia a la voz  del Padre, la que provoca lo que Jesús  le dice a continuación : " Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
El texto continua hablando de la misión de la iglesia en el mundo y de su fortaleza  con la capacidad de anunciar el Reino de los cielos siempre desde esa perspectiva de ser obediente a la  palabra del Padre. El texto  terminar con el secreto mesiánico  cuando les manda que no digan a nadie  que él es el Mesías. Aun no está madura la fruta, aún les queda mucho por saber  de este  Mesías Hijo de Dios vivo.

En nuestra vida de creyentes este texto  no deja de ser un referente  que no debemos olvidar aunque nosotros ya sabemos de la plenitud del Mesías y de  la misión  de la iglesia. El tiempo no pasa en balde. Hay algo claro y que nunca debemos olvidar   y es que es ahí donde se ha de enraizar nuestra fe  y nuestra misión: en Jesús como el Hijo de Dios y en la obediencia a la  palabra  que el Padre  susurra en nuestro corazón, la obediencia al Padre.
 Cuando celebramos la Pascua de Jesús decíamos que ese acontecimiento nos introducía  en el misterio Trinitario  y que  por el  formamos parte del Misterio de Dios en plenitud  a pesar de nuestra debilidad y pobreza y es desde ahí, desde donde nos viene la ayuda, la fuerza, el arrojo  ante la dificultad  para ser anunciadores de Buena Noticia.
 Esas son las llaves de la Iglesia que  abren puertas de misericordia, de perdón, de cercanía, de esperanza, paz y consuelo junto con la certeza del amor de Dios para todo el que guarda su nombre y que no puede dejar de ser ofrecido a los que aún no le conocen o cierran su corazón a ello. Por ahí anda el tema del anuncio derivado de  nuestra confesión de fe en Jesús y nuestro dejarnos llevar por el amor del Padre, por el amor de Dios. 
 
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz 
 

 

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