sábado, 12 de agosto de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

¡ÁNIMO! SOY YO, NO TEMÁIS

El texto del evangelio de este domingo nos lleva al capítulo catorce del Evangelio de Mateo que es el evangelista que estamos leyendo en este ciclo A y viene precedido por la primera multiplicación de los panes( Mt.14,13-22 ) ante la necesidad de la gente y en la que jesús implica a los discípulos. También se nos dice que Jesús, después de tener noticia de la muerte de Juan se quiere retirar buscando descanso a un lugar tranquilo, pero la gente no le deja, le busca. 

 ( Mt. 14, 1-12) Una vez que la gente queda saciada envía a los discípulos a la otra orilla y por fin puede encontrar el descanso que desea. A continuación se nos relata  el texto de hoy ( Mt. 14, 24-34) en donde Jesús caminando sobra las aguas  en medio de la tormenta se acerca a la barca de los discípulos que  estaba siendo zarandeada por las olas. Ellos al principio piensan que es un fantasma, terminan reconociéndole, pero con dudas.
 Son  esas  dudas  lo que provoca el desafío de Pedro cuando le dice que le permita  ir hasta el si de verdad no es lo que ellos temen, un fantasma y Jesús lo  permite y le dice a Pedro que vaya  y Pedro pisa el agua, pero  el miedo le hace dudar y se hunde  y lanza el grito  de miedo y desesperación: "  ¡ Señor, sálvame! " y Jesús  le tiende la mano y lo  agarró y le hace caer en la cuenta de la poca fe que le ha hecho dudar.

 El texto  concluye con un reconocimiento de Jesús  por parte de  todos los que estaban en la barca  como  el Hijo de Dios y llegan a la orilla, a Genesaret.
El texto nos sugiere muchachas cosas, por ejemplo: la necesidad de orar, de soledad y paz que Jesús experimenta ante la noticia trágica  sobre el Bautista. La misericordia y compasión ante la necesidad de la gente que  le lleva a olvidarse de sí mismo. La invitación a los discípulos a que se impliquen  en la necesidad de la gente que busca  la Palabra de vida.  Su gesto amoroso de dar de comer que va mas allá  del hecho apuntando a la Eucaristía. el gesto de sostener  a Pedro haciéndole caer en la cuenta que necesita  fiarse, confiar, tener mas fe. El reconocimiento como Hijo de Dios  por parte de todos los que han vivido  esta experiencia de salvación. El hacerse presente ante el miedo y el desvalimiento cuando la barca es zarandeada. La humildad de Jesús que no se vanagloria  ante un hecho que  puede empoderarle  ante los suyos. El llegar juntos a la orilla.

   En todo este capítulo catorce de Mateo se nos muestra entre otras cosas, a un Jesús  humano y divino, Dios y hombre, que  sometido  a la condición humana  sufre y experimenta la necesidad de  paz,  silencio y soledad, pero que  no se olvidad de los que  le buscan y necesitan y que  actúa como Hijo de Dios que es, ante la adversidad de los suyos, ante el miedo y el temor que atenaza  la vida de los que  quieren estar con el, sosteniendo, salvando, implicándose e implicando y  ayudando a superar dificultades. 

¡¡Feliz día del Señor !

José Rodríguez Díaz
   


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