UNA OPORTUNIDAD A LA COMPASIÓN.
Este domingo volvemos al capitulo quinto del evangelio de San Mateo para terminar con la reflexión que domingos atrás ya habíamos iniciado y luego viene una pausa en el proceso del tiempo ordinario para centrarnos en la Cuaresma y en la Pascua del Señor.
Hacemos memoria recordando que iniciamos este capitulo con las Bienaventuranzas como propuesta de Jesús para vivir y hacer realidad el Reino de los Cielos , luego asistíamos a la invitación de ser sinceros y transparentes como la sal, como la luz, nos decía y ante el asombro de la gente que piensan que está anulando la lay y los profetas se niega a ello y apela a la sinceridad del corazón y a la transparencia de vida dando una visión nueva de "lo mandado" con el contrapunto de lo que "yo les digo", dando una visión nueva de las normas, los mandamientos que dimanan de la Alianza.
En este domingo terminamos con este capitulo quinto con dos nuevas propuestas de reflexión en lo que a la ley se refiere y que tienen que ver con la relación que mantenemos con los otros: La venganza y el amor a los enemigos.De esta forma propone Jesús a los que quieren seguirle un estilo de vida que arranca de la tradición pero que a su vez se desprende de ella. La norma, la ley, si no va más allá de lo establecido, si no está llena de compasión, termina por condenarnos a nosotros mismos porque nos encierra en nuestro egoísmo fechando puertas al otro y junto ese otro, también está Dios, intenta ayudarnos a comprender.
Termina el capítulo con una propuesta que lo engloba todo y que debió ser y resultar escandalosa a aquellos que le escuchaban cuando les dice: " Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto".
De lo que deducimos que la perfección de Dios dimana de su misericordia, de su perdón, de su transparencia y solidaridad y todo ello nos catapulta a una imagen nueva de Dios que ya no es el Dios celoso de la pureza ritual, del ojo por ojo, sino el Dios de la cercanía y la compasión y eso no es abolir la ley y los profetas, no, eso es darle cumplimiento y plenitud. Y ese, ese , es nuestro camino.
¡Feliz día del Señor!
José Rodríguez Díaz.
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