sábado, 4 de febrero de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

 ESTO ESTA SOSO Y OSCURO.

 El  texto del Evangelio que esta semana se nos ofrece  para la  reflexión viene a continuación del de la semana pasada que eran las Bienaventuranzas con las que Mateo inicia el capitulo quinto de su testimonio.

Nos damos cuenta de que Jesús poco a poco, va descubriendo a los que le oyen y quieren seguirle  cual es su misión y a que les invita. Empieza por  hablarles del Reino de Dios y les llama para luego ir desvelándoles  en que consiste eso del Reino de Dios, que  cualidades le han de adornar y cual debe ser la actitud del que quiera seguirle y los riesgos que  también corren, es la última bienaventuranza. En el texto de hoy que es continuación de las bienaventuranzas invita a la fidelidad, fidelidad que no  se conforma con ser puntual, sino que exige  una entrega total y radical de lo que es el corazón de la persona. Eso de la sal y de la luz  tiene mas miga de lo que aparentemente  puede aparecer. La sal se diluye en el agua  y la luz se consume alumbrando, por ahí van los tiros, es lo que llamamos la entrega total. Así les quiere, les dice , cuando les recita aquello de : " Alumbre así vuestra luz  a los hombres..."

Así que, el cristiano, el seguidor de Cristo, tiene la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo. Este servicio de cada uno es también tarea peculiar de la comunidad cristiana y es que en comunidad o de forma personal, no se concibe, no se puede ser cristiano a medias porque  si la vida del cristiano deja de ser  fermento, deja de interrogar, deja de ser un reto, pierde sentido. La sal tiene valor  porque da sabor y la luz  porque alumbra y satisfacen las expectativas del que las empela y si no lo hicieran no lo tendrían, perderían la dimensión de  utilidad, igual nosotros.




Ahora bien, desde donde ha de ser  nuestra utilidad cara al mundo y en consonancia con la  llamada de Dios a construir el Reino? Vayamos al inicio, a las Bienaventuranzas, - por cierto. Isaías en este domingo nos da una  hermosa  reflexión con respecto a ello- y allí  encontraremos toda  respuesta a cualquier interrogante que nos podamos hacer. Ser cristianos es para  todos, pero de forma especial  para gentes que quieran  entregar hasta el último instante de sus vida  sin renunciar a la vida, todo  hasta morir en el empeño. No nos asustemos pues si queremos caminar por ahí el Señor hará esa obra en cada uno de nosotros, de forma personal e intransferible. Esta es la experiencia que Pablo   relata a la comunidad de los de Corinto.

¡Feliz día del Señor !

José Rodríguez Díaz   

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