ME INVOCARÁ Y LO ESCUCHARÉ
Los textos que se nos ofrecen para este primer domingo de cuaresma nos ponen ante nuestra propia y humana realidad , ante nuestra debilidad y tentación, ante nuestra libertad de escoger y el deseo de dominio, ante nuestra fragilidad sometida y veces engañada, por un afán de libertad que termina siendo prisión.
También quieren ayudarnos a reflexionar sobre cual es el sendero de nuestra libertad, que no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en saber escoger el camino que nos potencie como humanos, como criaturas que necesitan la ayuda y la fortaleza de Dios. Nos ofrecen y señalan el camino de la libertad que no es sometimiento sino reconocimiento de nuestra condición indigente y necesitada ante el afán de desentendernos de Dios y de todos enroscándonos en nuestro egoísmo, anulando toda capacidad de encuentro con Dios y con los hombres.
Ya la primera lectura del libro del Génesis apunta a ello cuando nos hace reflexionar sobre la tentación perenne que con frecuencia se cuela en nuestra vida y que no es otra mas que prescindir de Dios porque yo soy mi propio dios.
Y hay que estar al tanto porque la sutileza con la que se presenta esta situación en nuestra vida no es nueva e intenta confundirnos presentándose como algo bueno y agradable, como algo apetitoso y que engrandece al hombre, cuando no es así. A Jesús se le reta con el: " Si eres hijo de Dios" De sobra sabe el maligno que el es Hijo de Dios y Jesús no tiene que demostrárselo haciendo lo que le pide. Jesús se lo demuestra haciendo lo que Dios quiere y llevando adelante la obra que se le ha encomendado a pesar del hambre, de la pobreza o de la ignorancia de los hombres por las que esta pasando. No se trata de sustituir a Dios, no, sino de que Dios ocupe el lugar que le corresponde en la existencia, en el devenir de los días, en la historia del hombre.
El texto de Pablo, la segunda lectura, nos remite al sometimiento de Cristo al Padre que es quien le da la victoria y no solo a el, sino a toda la humanidad y por quien llega la vida al hombre que ha vivido y aún en muchas ocasiones vive, su desnudez, cuando quiere o a querido ser la fuente de su ser.
La Cuaresma vivida desde ahí se nos presenta como la fuerza de Dios para saber situarnos ante nosotros , ante los demás, ante la vida, ante el mismo Dios.
¡¡FELIZ CUARESMA!!
José Rodríguez Díaz
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