viernes, 1 de mayo de 2020

YA NO SUBEN LOS NIÑOS.



Ya no suben los niños por la ladera
con flores frescas a la ermita vieja.
Ya no corre el agua por las  acequias,
cantarina, limpia, alegre y ligera.
Ya no se oyen cantos de voces viejas
que anunciaban nuevos amores en primavera.
Ya se fue el mirlo de la enredadera,
el jilguero y el canario ya no hacen dúo
como cuando coincidían en la misma higuera.
Ya se esta yendo el amor
por otras sendas y hasta la luna llena
parece que no existiera.
Dame la mano, amigo,
dame tu mano sincera
que la vida es como un soplo
que se va por la calle de la empinada cuesta.
Quién me diera en corazón
que no sienta y que no muera,
que no sufra y que no llore, 
que nunca se quede a la puerta
de los sentimientos que empujan 
mas allá de las barreras.
Está mi tierra esperando las lluvias de  primavera.

José Rodríguez Díaz.

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