DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Luc. 17,11-19
CON UN CORAZÓN AGRADECIDO
El texto del evangelio de este domingo nos presenta a Jesús curando a un grupo de diez leprosos de los que uno solo, viendo que se había curado cuando van de camino , se vuelve para dar las gracias. El texto nos consigna que este hombre era samaritano.
A nosotros nos suele pasar , en el tema de nuestra relación con el Padre, que cuando andamos apuradillos acudimos a el pidiendo ayuda y cuando se ha solucionado el tema, con frecuencia, por no decir siempre, nos olvidamos de dar las gracias , de dar las gracias a Padre Dios por la ayuda que hemos recibido.
Pienso que la cuestión no se ciñe solo a esto , sino que se abre a una actitud de acción de gracias y que debe ser constante en nuestra vida por todo lo que recibimos diariamente, por tantos beneficios que derrama en nuestra vida de forma directa o indirecta y desde cualquier acontecimiento, desde cualquier persona.
Estoy proponiendo una disposición de agradecimiento como estilo de vida, de reconocimiento, y si vamos mas al fondo de sencillez y conciencia de nuestra pobreza y necesidad. Como seres indigentes que somos necesitamos de los otros, es verdad que los otros también necesitan de nosotros, pero lo que importa es nuestro corazón, nuestro no dejar pasar que somos necesitados frente a una sociedad que propone actitudes de arrogancia, de superautoestima, del superhombre que no necesita de nada ni de nadie. No es así, todos necesitamos de todos, todos somos necesarios. Estas actitudes que con mucha frecuencia determinan nuestro estar en el mundo también solemos aplicarlas al tema de la fe y por eso, quizá, nos cuesta tanto reconocer a Dios como el necesario en nuestra vida y mucho menos pedirle.
Se suele pensar que esto es un sometimiento absurdo y no es así, eso es reconocer nuestra indigencia, nuestra necesidad del otro y, si necesitamos de los otros, también necesitamos de Dios y pedirle ayuda, del tipo que sea y darle gracias, no es ninguna debilidad, al contrario, ganamos en humanidad y en conciencia de lo que somo y de donde estamos.
Los que creemos en Cristo hemos de estar al tanto en el tema del agradecimiento, de la acción de gracias, de la conciencia, en el fondo, de que nuestra vida está en las manos de un Padre que nos ama profundamente y que solo quiere nuestro bien.
¡¡ FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
Luc. 17,11-19
CON UN CORAZÓN AGRADECIDO
El texto del evangelio de este domingo nos presenta a Jesús curando a un grupo de diez leprosos de los que uno solo, viendo que se había curado cuando van de camino , se vuelve para dar las gracias. El texto nos consigna que este hombre era samaritano.
A nosotros nos suele pasar , en el tema de nuestra relación con el Padre, que cuando andamos apuradillos acudimos a el pidiendo ayuda y cuando se ha solucionado el tema, con frecuencia, por no decir siempre, nos olvidamos de dar las gracias , de dar las gracias a Padre Dios por la ayuda que hemos recibido.
Pienso que la cuestión no se ciñe solo a esto , sino que se abre a una actitud de acción de gracias y que debe ser constante en nuestra vida por todo lo que recibimos diariamente, por tantos beneficios que derrama en nuestra vida de forma directa o indirecta y desde cualquier acontecimiento, desde cualquier persona.
Estoy proponiendo una disposición de agradecimiento como estilo de vida, de reconocimiento, y si vamos mas al fondo de sencillez y conciencia de nuestra pobreza y necesidad. Como seres indigentes que somos necesitamos de los otros, es verdad que los otros también necesitan de nosotros, pero lo que importa es nuestro corazón, nuestro no dejar pasar que somos necesitados frente a una sociedad que propone actitudes de arrogancia, de superautoestima, del superhombre que no necesita de nada ni de nadie. No es así, todos necesitamos de todos, todos somos necesarios. Estas actitudes que con mucha frecuencia determinan nuestro estar en el mundo también solemos aplicarlas al tema de la fe y por eso, quizá, nos cuesta tanto reconocer a Dios como el necesario en nuestra vida y mucho menos pedirle.
Se suele pensar que esto es un sometimiento absurdo y no es así, eso es reconocer nuestra indigencia, nuestra necesidad del otro y, si necesitamos de los otros, también necesitamos de Dios y pedirle ayuda, del tipo que sea y darle gracias, no es ninguna debilidad, al contrario, ganamos en humanidad y en conciencia de lo que somo y de donde estamos.
Los que creemos en Cristo hemos de estar al tanto en el tema del agradecimiento, de la acción de gracias, de la conciencia, en el fondo, de que nuestra vida está en las manos de un Padre que nos ama profundamente y que solo quiere nuestro bien.
¡¡ FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
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