DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO.
CICLO A.
Mt.24,37-44
ESTAR EN VELA
Al igual que el Señor Jesús en el evangelio de San Mateo, San Pablo, en la carta a los Romanos, nos invitan a darnos cuenta del tiempo en el que se vive, a mirar alrededor e interpretar los acontecimientos, lo que sucede en el mundo y en el corazón de los hombres. Eso que llamamos los signos de los tiempos y que no son mas que las coordenadas de la historia que avanza y pone en las manos de los hombres nuevas situaciones aunque a veces nos suenan a viejas.
Hay que estar atentos para poder buscar la forma de participar en la solución ante la responsabilidad histórica que nos toca vivir y en donde muchos hermanos nuestros, sean creyentes o no, sufren, lo pasan mal. Necesitamos saber donde estamos y así, poder colaborar en el progreso y el bienestar de todos los pueblos.
Los cristianos no podemos evadirnos ni cerrar los ojos ante situaciones de dolor pues eso equivaldría a cerrar los ojos antes el mundo, eso es egoísmo. Las alegrías o el dolor de los hombres y mujeres, nos interesan, nos deben interesar, ya nos lo decía el Vaticano II. No estamos autorizados a volver la cara o a cerrar los ojos ante la presión y el dolor de las gentes. No lo podemos hacer.
Este mundo, nuestro mundo, camina entre luces y sombras, busca salida y soluciones ante el dolor y las encrucijadas de la vida y ahí hemos de estar nosotros. Es lo que nos dice Jesús en las Bienaventuranzas. No podemos olvidar nuestra identidad cristiana. En el evangelio de hoy advierte de que no nos dejemos amodorrar por la rutina y el "nada pasa", porque sí que pasa.
Hemos de estar al tanto, como el centinela, porque en la medida en la que estemos despiertos, bien despiertos, haremos posible que el Reino de Dios sea reconocido y aceptados por los hombres y mujeres con quienes estamos compartiendo la vida, los días, semanas y años, hacerlo una realidad aunque se note poco o nada, está ahí y es una realidad y muchos lo esperan aunque no lo sepan. Vivirlo, anunciarlo, trabajarlo, ese es nuestro reto. Jesús nos advierte cuando dice: No dejen que el ladrón venga y por vuestra decidía abra un boquete en casa y la desvalije y San Pablo : "Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz" . En un mundo donde estamos llamados a convivir y trabajar juntos por el bien de todos, en un mundo en donde la oscuridad del pecado se adueña de la vida de los hombres y de los pueblos, donde existen, lo vemos y lo sabemos, aquellos que se aprovechan del trabajo, de la sinceridad y transparencia de los demás, de los buenos y sencillos de corazón, ahí es donde nos toca estar y provocar con nuestra forma de actuar y decidir caminos de fraternidad.
Al tanto, no dormirse, alerta, no dejarse embaucar, esforzarnos por vivir en la verdad y en la luz de Dios, porque como dice el profeta Isaías en la primera lectura El vendrá y reunirá a todos los pueblos - también nosotros - en la paz eterna del Reino de Dios.
¡¡Feliz Adviento !!
¡¡Feliz día del Señor!!
CICLO A.
Mt.24,37-44
ESTAR EN VELA
Al igual que el Señor Jesús en el evangelio de San Mateo, San Pablo, en la carta a los Romanos, nos invitan a darnos cuenta del tiempo en el que se vive, a mirar alrededor e interpretar los acontecimientos, lo que sucede en el mundo y en el corazón de los hombres. Eso que llamamos los signos de los tiempos y que no son mas que las coordenadas de la historia que avanza y pone en las manos de los hombres nuevas situaciones aunque a veces nos suenan a viejas.
Hay que estar atentos para poder buscar la forma de participar en la solución ante la responsabilidad histórica que nos toca vivir y en donde muchos hermanos nuestros, sean creyentes o no, sufren, lo pasan mal. Necesitamos saber donde estamos y así, poder colaborar en el progreso y el bienestar de todos los pueblos.
Los cristianos no podemos evadirnos ni cerrar los ojos ante situaciones de dolor pues eso equivaldría a cerrar los ojos antes el mundo, eso es egoísmo. Las alegrías o el dolor de los hombres y mujeres, nos interesan, nos deben interesar, ya nos lo decía el Vaticano II. No estamos autorizados a volver la cara o a cerrar los ojos ante la presión y el dolor de las gentes. No lo podemos hacer.
Este mundo, nuestro mundo, camina entre luces y sombras, busca salida y soluciones ante el dolor y las encrucijadas de la vida y ahí hemos de estar nosotros. Es lo que nos dice Jesús en las Bienaventuranzas. No podemos olvidar nuestra identidad cristiana. En el evangelio de hoy advierte de que no nos dejemos amodorrar por la rutina y el "nada pasa", porque sí que pasa.
Hemos de estar al tanto, como el centinela, porque en la medida en la que estemos despiertos, bien despiertos, haremos posible que el Reino de Dios sea reconocido y aceptados por los hombres y mujeres con quienes estamos compartiendo la vida, los días, semanas y años, hacerlo una realidad aunque se note poco o nada, está ahí y es una realidad y muchos lo esperan aunque no lo sepan. Vivirlo, anunciarlo, trabajarlo, ese es nuestro reto. Jesús nos advierte cuando dice: No dejen que el ladrón venga y por vuestra decidía abra un boquete en casa y la desvalije y San Pablo : "Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz" . En un mundo donde estamos llamados a convivir y trabajar juntos por el bien de todos, en un mundo en donde la oscuridad del pecado se adueña de la vida de los hombres y de los pueblos, donde existen, lo vemos y lo sabemos, aquellos que se aprovechan del trabajo, de la sinceridad y transparencia de los demás, de los buenos y sencillos de corazón, ahí es donde nos toca estar y provocar con nuestra forma de actuar y decidir caminos de fraternidad.
Al tanto, no dormirse, alerta, no dejarse embaucar, esforzarnos por vivir en la verdad y en la luz de Dios, porque como dice el profeta Isaías en la primera lectura El vendrá y reunirá a todos los pueblos - también nosotros - en la paz eterna del Reino de Dios.
¡¡Feliz Adviento !!
¡¡Feliz día del Señor!!