viernes, 9 de septiembre de 2016

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO.
CICLO C.
Luc.15,1-32
           COMPARTIR ALEGRÍAS
Ante las murmuraciones que llegan a Jesús de boca  de fariseos y letrados El  manifiesta la razón por la que acoge y atiende a los publicanos y pecadores y además, come con ellos. Esto era inaudito para un  hombre religioso de la época y mucho mas para fariseos y  letrados que  se ocupaban de la moral del pueblo y vigilaban para que fueran cumplidas las normas y leyes establecidas. ( Tanto publicanos como pecadores no son dignos de  estar con los que son  cumplidores de las normas porque las normas provienen de Dios y ellos no las cumplen, no están con Dios y  si no están con Dios, tampoco pueden estar con los que son de Dios )




 Jesús se explica y lo hace, como casi siempre, con parábolas, relatos comprensibles para todo el que oye y que, a su vez, están  entroncados con la vida cotidiana.
  Les dice:si uno ve que se le diezma el ganado , procura restablecer la situación, si alguien pierde una moneda  la busca como sea , en ello va su  economía. En ambos caso el encuentro de lo perdido es causa de  alegría y motivo para compartirla con los suyos, que seguro también se alegrarán.
Así de sencillo es el tema. El Padre también anda por esos derroteros, busca a los perdidos,  trata de encontrar lo extraviado y quiere compartir alegrías  con los suyos  por  lo recuperado.
Los que le critican son hombres de Dios y están en ese estatus en la sociedad y ellos, como hombres de Dios  que son, tenían que saber todo esto, pero no es así, andan  tan cogidos por la norma, por la letra, que se olvidan  de su finalidad, se olvidan del hombre y también de Dios, con tal de que lo que ellos proponen sea  cumplido. No se dan cuenta de que Dios, el Dios de los padres es mas, mucho mas que una norma y que lo que desea es  sentirse en el corazón del hombre y que los suyos, los que han de compartir sus alegrías, no juzguen, ni condenen, ni aparten de su presencia a los que El busca con ahínco y solicitud.

 Así  también la Iglesia. El Papa Francisco nos lo viene diciendo desde los primeros momentos, hay que humanizar el Evangelio, la noticia de Jesús , la figura del Padre,  hemos de entrar en el corazón de Dios o que El entre en el nuestro, y para eso hemos de desalojarnos  de certezas puramente humanas, egoísmos e intereses que solo miran nuestro yo.
Dios quiere compartir con nosotros la alegría de  recuperar lo perdido o extraviado, quiere comunicarnoslo, compartirlo con nosotros y también quiere que nosotros no seamos obstáculos para los demás cuando buscan a Dios, con las ideas, a veces, no muy claras, pero le buscan. 
 Conversión sincera desde la misericordia es lo que se nos pide, es clave. Así lo hizo Jesús y así lo hemos de hacer nosotros y habrá verdadera alegría en el cielo y en la tierra, porque Dios derramará su paz en todos los corazones. 
!!FELIZ DÍA DEL SEÑOR¡¡

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