Decía Alejandro Magno que “Conocerse a uno
mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea”.
El autoconocimiento y la inteligencia interpersonal
No le faltaba razón a este rey macedonio porque a través del autoconocimiento aprendemos a desenvolvernos con eficacia en la vida y a afrontar nuestro día a día de manera óptima. Saber realmente cómo somos, qué sentimos o qué metas queremos alcanzar son capacidades que se asocian a la inteligencia interpersonal.Tener inteligencia interpersonal significa entender quiénes somos, saber identificar nuestras emociones y actuar en consecuencia. Habilidades que nos permiten regular nuestro comportamiento, resolver problemas de modo eficaz y tomar decisiones.Con el autoconocimiento aprendemos a identificar nuestras capacidades, pero también nuestras limitaciones. Esto nos ayuda a planificar metas de manera realista para evitar frustraciones futuras. Las personas dotadas de inteligencia interpersonal saben dominar sus emociones y adecuarlas a las circunstancias.
Potenciar la inteligencia interpersonal
¿Se puede trabajar la inteligencia interpersonal? Si estás interesado en crecer interiormente y aprender más sobre tí mismo, puedes realizar una serie de ejercicios que te ayudarán a potenciar esta inteligencia.•Controla tus emociones: una habilidad que tienes que aprender a desarrollar. Controlar no significa no sentir, sino saber cómo actuar ante esa emoción o sentimiento. Aprende a identificar las emociones negativas para transformarlas en positivas. Un ejemplo: te sientes airado. Analiza el motivo que te hace estar así e intenta reconducirlo. Un truco muy eficaz, ríete de alguna nimiedad, este recurso te ayudará a transformar las emociones negativas en positivas.
•Viaja a tu interior. Decía Erich Fromm que “el autoconocimiento comienza por la auto aceptación. Acéptate y te conocerás mejor”. Haz una lista de tus virtudes y otra de tus defectos. Pídele a alguien cercano que haga lo mismo para conocer qué imagen tiene de tí. Compara ambas listas e intenta mejorar aquello que no te guste.
•Actúa. Observa cómo influyen tus emociones en tus estados de ánimo y busca la manera de modificar los negativos en positivos. Anota en un papel los comportamientos que te hicieron sentir mal y piensa cómo podrías solucionarlo. Por ejemplo: cuando te sientes triste ¿qué puedes hacer para cambiar esa emoción? Hablar con un amigo. Ponlo en práctica.
•Compréndete: anota durante un tiempo cómo te sientes a lo largo del día. Cuando te levantes, a media mañana, al mediodía, por la tarde y antes de acostarte. Intenta averiguar cuál es la causa de esas emociones.
Sigue estas sencillas pautas y comprobarás cómo, a través del conocimiento de ti mismo, mejoras las relaciones contigo mismo y con los demás. Porque como dice Jorge Bucay “sólo sabiendo quiénes somos podremos empezar a ser mejores para nosotros mismos y para los demás”.
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