Henry Tovar se hizo brujo para tener hijos, que solo llegaron al conocer a Dios en un cursillo de cristiandad y ahora es diácono permanente
Fabricio Pacifici, el ateo y comunista agradecido que confiesa: “Conocí a Dios en los niños de Chernobyl”
“Yo, que crecí en una familia comunista, ¡me encerré por un mes en un convento! Cuando salí mi padre no quería hablar conmigo. Pero al darse cuenta de que no me habían hecho ningún lavado de cerebro -y tal vez inspirados por mi madre, una creyente que murió con su rosario en la mano- me aceptaron. ¡La vida me ha dado tanto, incluyendo una esposa que amo como el primer día y dos hijas hermosas! Yo conocí a Dios en los niños de Chernobyl ¡Y mi relación con Dios es viva, en crecimiento, día tras día!”
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