sábado, 6 de septiembre de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A.

 MAS ALLÁ Y MAS ACÁ DE LAS SACRISTÍAS
     Leyendo el texto del Evangelio de este domingo nos damos cuanta muy rápido que Jesús ofrece a los discípulos ( tener presente la diferencia entre discípulos y apóstoles) tres pautas útiles para no  olvidar y que tienen mucho que ver con la  organización  e higiene dentro de la Iglesia : La corrección, el perdón de los pecados  y la oración, todo ello vinculado con  lo que es la comunidad cristiana. 
 Es una propuesta de salud hacia dentro para la propia comunidad. 
Jesús sabe lo que se trae entre manos y le habla a los discípulos de estos temas porque lo esta  viendo venir, ya en el grupo se dan  determinados comportamientos que  tienen que ver mucho con ello y no puede  dejar pasar, dejar de advertir,  de forma que cuando se den  estas situaciones  ellos ( y nosotros) tengan pautas  para saber salir al paso  y que la comunidad no se destruya a si misma. Son pautas que actualmente no debemos desdeñar, siguen siendo tan válidas como el  día en que  se pronunciaron, solo tenemos que abrir un poco los ojos  y nos damos cuenta de ello, porque en todas partes se cuecen habas y, como dice el refrán , "en mi casa, a calderadas". Eso bien que lo sabemos. Sin embargo, esto no debe amilanarnos, no  debe hacer que nos recluyamos  en un rincón, al contrario,  hemos de hacerle frente con la ayuda del Señor  y es que no podemos olvidar que el,  a pesar de todo ello, sigue en medio de nosotros, por un lado, y por el otro, que la salud y la vida  y el testimonio de la comunidad depende de  la sinceridad y valentía con la que se afronten estas situaciones que, como ya hemos dicho mas arriba,  pueden hacer añicos una comunidad cristiana si no se soluciona a tiempo. Tampoco  podemos olvidar que por ahí pasa la salvación de Cristo, eso de que nos libera del pecado o aquello de que murió  en la cruz para salvarnos, tienen que ver con todo esto.
  También desde ahí se va concretando  la pasión salvadora de Cristo en nuestra vida, en la Iglesia.
 Si hay que corregir, se corrige, siempre desde el Señor, por supuesto, y si hay que perdonar, lo mismo  y saber valorar la oración donde  estemos  y nos sintamos juntos. Orar juntos  para que el Señor derrame su gracia y podamos caminar  sin temor haciendo  el camino que nos corresponde, respetando al otro y construyendo. Ni mas, ni menos.
 La comunidad cristiana debe sentirse amada y querida por Dios y ello lo ira experimentando a medida que va caminando y se va encontrando con sigo  misma, con sus propias dificultades. La misión del presbítero, entre otras muchas, es la atención espiritual, la preocupación por la vida interior saludable de los que se le han encomendado, que no son suyos para manejarlos a su antojos, son del Señor  y de ello habrá de dar cuenta en su día. Por tanto, estamos ante un tema que no es baladí, ni de   pura y dura sacristía, sino de vida interior, de acción  de Dios en la vida de los hermanos, de esto  no podemos privar a la  comunidad por ignorancia o abandono. En definitiva, como hemos dicho mas arriba, de la eficacia de la acción salvadora de Cristo en favor de los suyos. 
FELIZ DÍA DEL SEÑOR 

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