sábado, 8 de febrero de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
"Con Dios todo, sin Dios nada".

No andar tonteando ni andar con medias tintas es lo que Jesús pide a los suyos cuando les habla de la luz y de la sal, en el texto de este domingo ( Mt.5,13-16)  pues lo mismo que esos elementos, tan importantes en la vida del hombre, si no cumplen su función son deshechados.
 Así, el seguidor suyo, si no es fiel, será  motivo de risa y escarnio por aquellos que les observan y saben de sus andadas. Ser como la luz que alumbra o como la sal que da sabor en medio de las dificultades por las que los hombres y también sus seguidores atraviesan, no es fácil. Requiere estar en lo que se está y no perder los papeles ni dejarse llevar por la primera ráfaga de viento que sopla. Significa que no podemos vivir al "tun tun de semana santa" como si todo nos diera igual y no, todo no nos debe dar igual.
A lo largo de los días nos encontramos con situaciones, sencillas o complicadas, ante la cuales nos tenemos que mostrar y en donde queramoslo o no, se pone en juego nuestra creencia, nuestra fe. En una palabra, nuestro ser cristiano. Como solemos decir, "nos jugamos el tipo".
Nos habla Jesús de "buenas obras" y estas han  de ir precedidas de convencimientos y decisiones.
Ser como la sal o como la luz, hoy  no es fácil, bueno, no se si alguna vez lo ha sido. Significa, en muchas ocasiones, por no decir en todas, que hay que vivir contra corriente y en donde el "si" o el "no", tanto a nivel personal, como a nivel relacional, nos definen y dicen de nosotros.
Estar al tanto de la vida, pero estar también al tanto de nosotros mismos. ¿ Como conseguirlo?
Si miramos la vida del Maestro descubrimos la importancia que el daba a algo que nosotros no solemos tener muy presente: la oración. 
La oración que nos une al Padre y al mundo, que posibilita la audacia, la sencillez y la fortaleza de saber por qué hacemos lo que hacemos y desde donde lo hacemos.
Es desde ahí, desde donde nuestra vida adquiere todo su sabor y desde donde somos iluminados e  iluminamos. 
Esto está en la base de un hermosos proyecto desde el cual se le puede decir al mundo que otra vida es posible, que otro hombre es posible, que otras relaciones son posibles, que otro cielo y otra tierra, distintos a los que nosotros nos podamos inventar, son posibles y mas garantes de felicidad, porque no son solo obra de nuestras manos, sino también obra del mismo Dios.
En este forcejeo andamos y  en el camino ya lo vamos saboreando aunque no en su plenitud. Sabemos que esa no nos toca culminarla a nosotros, pero si podemos colaborar y así es una realidad, no solo de Dios, sino también nuestra.
 ¿Tendra esto  algo que ver con eso que solemos decir de "ir al cielo"?    

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