Por María Sánchez
Si mi condición, como ser humano, fuera el pesimismo, estaría
pensando que Dios nos mandó, de nuevo, las diez plagas con las que castigó a
Egipto en tiempos del faraón.
No creo que aquel terrible castigo nos esté azotando de nuevo
pero, si me acongoja y llena de
pesar, comprobar como cada vez aparecen
nuevas enfermedades que afectan lo mismo a niños que a adultos.
Lo grave es saber que muchas de estas enfermedades, que se
creían erradicadas, no sólo han llegado
de nuevo, sino que lo hacen con mayor virulencia.
Por suerte, la medicina también ha avanzado, por lo que
estamos más preparados para hacerles frente.
Una de estas enfermedades, que creíamos borrada de la faz de
la tierra, es la lepra. Este
terrible mal ha hecho acto de presencia en aquellos países donde reina la
pobreza, la insalubridad y, en consecuencia, la falta de medios económicos para
hacerle frente.
Tal es el caso de India donde se cuentan por miles los
afectados. Pero, lo paradójico es que, siendo
una enfermad que ataca por igual a hombres que a mujeres, sea a ésta última a
las que se les estigmaticen y aparten del resto de la población. Si padecer el
mal es ya doloroso e insufrible, no quiero pensar lo que se duplica, al ver
como se les aparta, incluso de sus hijos, sólo por ser mujer. A día de hoy se
estima que hay más de 200.200 personas enfermas y, en España, se detectaron en
el 2011 once nuevos casos de la enfermedad “olvidada”.
Otra de las enfermedades que hace estragos en la población
es el cáncer. Este terrible mal ataca a
cualquier parte de nuestro cuerpo, sin hacer diferencias entre; hombres,
mujeres, y niños. Para nuestra suerte son muchos los avances que se han hecho
para atajar la enfermedad. Sin embargo parece que por mucho que se luche contra
ella, ésta se parapeta detrás de un escudo, para hacer su aparición cuando
menos se le espera.
Un dato curioso es el de que, el cáncer de mama que sólo afectaba a las mujeres, ha pasado a ser
una enfermedad que también puede padecer el hombre. Por suerte, no con tanta
malignidad, ni en la misma cantidad que
lo padecen las mujeres. Por ahora, se estigma que sólo lo sufren, un 1 %.
Tampoco podemos eludir el sida otra enfermedad
que, del mismo modo que la lepra, estigmatizó a una parte de la población
marcándola casi a fuego. El colectivo gay sufrió, no sólo el sufrimiento en su
cuerpo, sino el que la gente los rechazara como verdaderos apestados. La incertidumbre
creció cuando se descubrió, que la enfermedad también tocaba a los etéreos,
aunque antes de este hallazgo fueron muchos los homosexuales que fueron
denigrados y humillados. Por suerte cada vez hay más sanación entre estos
enfermos.
Terminaré, por ahora, con otra enfermedad que está haciendo
verdaderos estragos entre la población. Hablo de la terrible y temida
enfermedad de Alzheimer. Como todos
sabemos este padecimiento afecta a las neuronas, lo que hace que el enfermo
comience por perder la memoria, los reflejos, la independencia y el control de
sí mismo para terminar siendo un ser dependiente para todos sus actos.
Se creía, en un principio, que sólo podían padecerla las
personas mayores (a partir de los 70 – 80 años) Desgraciadamente se han
encontrado casos en personas jóvenes (40-45 años). Esto hace que hace que cada
vez estemos más en sobresalto, por si pudiéramos ser los próximos. Cada día se
sigue estudiando para, al menos, paliar un poco sus estragos.
Para su tranquilidad, amigo lector, le aclaro que, si en
algún momento no recuerda donde dejó las llaves, no es un signo de la
enfermedad. Hay una diferencia, usted sabe lo que busca, el enfermo de
Alzheimer no.
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