ALGO QUE NO PODEMOS OLVIDAR.
El perdón es algo que todos necesitamos pero que sin embargo nos cuesta ofrecer a los demás. Hoy tenemos la oportunidad de reflexionar sobre ello desde los textos que nos ofrece la Eucaristía y en donde descubrimos que esta virtud tan importante forma parte de la configuración y la existencia del Pueblo de Dios, de la iglesia. Saber perdonar, aprender a perdonar, saber pedir perdón o dejarse perdonar todo esto nos ha de llevar a la conciencia de que somos frágiles y de que mas tarde o mas temprano, todos, digo todos, necesitamos la ayuda y el consuelo del perdón, de la acogida. Por otro lado, descubrimos que además de ser una exigencia que nos acerca a la imagen del Padre es un aprendizaje en donde está en juego nuestra paz interior que junto con nuestra salvación esta llamada a ser salvación para los otros. Es lo que pedimos en el " Padre Nuestro ".
Los textos en concreto son los siguientes. El primero del libro del Éxodo ( Ex.32,7-11.13-14 ) nos lleva al pie del monte de la alianza en donde el pueblo en la ausencia de Moisés se olvida de Dios y se deja halagar y en su vanidad se ofrece a dioses extraños.
Moisés ha de intervenir ante el enfado de Dios y vemos cómo se estable un diálogo en el que Dios quiere desheredarles de la Alianza. Moisés batalla porque no sea así y consigue al final que Yahvé-Dios le haga caso y no tenga en cuenta el pecado de su pueblo, del pueblo de Dios. La intercesión de Moisés despierta la misericordia de Dios que perdona y renueva la alianza con ellos.
El segundo texto (1a Tim. 1,12-17) es de la carta que escribe Pablo a Timoteo en donde tratando de animar a este hermano comparte con el su experiencia de Dios; de cómo le sacó de la esclavitud del pecado y lo ha hecho un hombre nuevo con su perdón y su misericordia. De esta forma intenta Pablo ayudar a este hombre, a Timoteo, a permanecer fiel al Señor que siempre perdona y que es misericordioso y compasivo, al tiempo que le invita a que el haga lo mismo con los demás aunque le hagan sufrir.
El evangelio es de San Lucas ( Luc. 15,1-32) La parábola del " Hijo Pródigo" en la que Jesús nos da una visión de la misericordia y el perdón de Dios en la figura del padre; de la necesidad de pedir perdón en la figura del hijo que vuelve a casa y de la cerrazón en que muchas veces nos refugiamos para no perdonar, con el hermano mayor. De esta forma quiere Jesús ayudar a reflexionar a los que se escandalizan ante su enseñanzas, fariseos y letrados, queriendo que se den cuenta de que el amor y el perdón de Dios es para todos y que el ha venido para eso y desde ahí su actitud de acoger, de juntarse con ellos, de hablarles, de invitarles a cambiar sin hacer distingos, ni separaciones, de todo eso es de lo que le acusan y critican. Pero Jesús les dice que no es Dios quien establece esas diferencias, son ellos quienes la establecen, Dios reúne, ellos, separan y no solo eso, sino que ponen obstáculos para que los que desean volver a la casa del padre no lo tengan fácil. Jesús intenta hacerles reflexionar de que Dios sigue siendo padre tambien de estos que un día se fueron de casa, porque el hecho de que se hayan ido no quiere decir que el les haya olvidado o se haya desentendido de sus vidas, antes bien, al contrario, les preocupa y, como diríamos nosotros, les quita el sueño. Dios no se olvida de su criatura aunque esta le olvide.
Concluimos de que hay ponerse en el camino del aprendizaje y siempre en alerta porque con frecuencia nuestro yo nos juega malas pasadas que nos llevan a mirar hacia otro lado cuando tenemos delante la realidad con la que el mismo Dios nos habla y la cual debemos atender.
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz