LA GUINDA DE LA FIESTA.
Con este domingo treinta y cuatro llegamos al final del tiempo ordinario del ciclo C en la liturgia, celebrando, como todos los años, la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Intentaremos buscarle sentido y riqueza para nuestra vida de fe a esta fiesta que corona y pone punto final al ciclo.
A lo largo de estos 365 días hemos estado reflexionando, contemplando, madurando desde la Palabra, la vida de Jesús, sus enseñanzas. Hemos visto cómo Padre Dios se ha ido revelando y acercando a los hombres, al mundo, a la historia, por medio de gente que le escuchaba, que les eran fieles y obedecían, hemos podido comprobar como ha ido, digamos que, preparando el terreno a lo largo de los tiempos..., preparando sin prisa, pero sin pausa la venida de su Hijo Amado( Lu. 3,22 ) al tiempo que fué dando con ello cumplimiento a aquella primera promesa que hizo al hombre, cuando el hombre se hirió a sí mismo y en el a toda la creación. Esta promesa se ha ido renovando de forma reiterativa con toda la humanidad, a lo largo de los siglos, de generación en generación. Es lo que María nos dice en el evangelio de Lucas( Luc. 1,55 ) Ese acercarse al hombre de forma tan cuidadosa atendiendo a sus necesidades por medio del Hijo Amado, para terminar identificándose con su criatura y revelarnos su proyecto y hacerse nuestro sin robarnos libertad, ni negarnos vida. Eso, es propio de Dios Padre.
También hemos reflexionado con la primera iglesia desde las cartas de los Apóstoles y desde los Evangelios, como este Hijo de Dios, Jesús, que significa " Dios- con- nosotros", es Dios y Hombre verdadero que se entrega al hombre, que entrega su vida para que el hombre tenga vida. Un Dios y hombre que nos revela las entrañas de Dios, su misterio Trinitario tendiéndonos la mano para que podamos encontrar sentido y razón a nuestra existencia: vida y muerte y dar personalidad a toda la creación. El prólogo del Evangelio de Juan es una reflexión única que nos ayuda a descubrir hasta donde puede llegar el amor de Dios por nosotros por medio de este Hijo si somos capaces de abrirle nuestro corazón. Lo dice de forma muy sencilla : "a los que le recibieron les da poder de ser Hijos de Dios” ( Jn. 1,12-13)
Bien, todo esto dicho a vuela pluma nos debe ayudar a entender la fiesta de hoy y poder explicar la pregunta que, no se si nos hemos hecho alguna vez, pero que si es cierto nos debemos hacer en cualquier momento de nuestra vida de fe: ¿ Por qué decimos que Jesucristo es Rey del Universo ? ¿Desde donde? ¿ Qué significa todo ello ? ¿ Qué consecuencias reales tiene para mi vida? Muchas preguntas, verdad?
Pues bien, creo que la respuesta a tanta pregunta está en el mismo Jesús, porque Jesús, Dios y Hombre verdadero, es la concretes del proyecto de Dios para el hombre, pero no solo para el hombre, sino para toda la creación. En Jesús se manifiesta toda la fuerza, la gloria, la bondad y el poder del Dios Trinitario en favor y beneficio de la criatura: hombre y mundo. En y por Jesús la creación toda recupera la gloria y el esplendor que el hombre con su pecado empañó. El libro del Génesis nos dice hablando de la creación : “ Y vio Dios que era bueno” ( Gén. 1) refiriéndose a su obra y esa obra la culmina con la creación del hombre en quien Dios encuentra la máxima complacencia. Luego, glorificando al hombre está tambien glorificando toda la creación.
La Criatura de Dios participa de su bondad; bondad que un día se perdió por los vericuetos del pecado y la soberbia y llegó a parir la muerte. Esa bondad es recuperada por Cristo, el de la promesa, el Prometido tiempo ha; para el, en la medida que participa de nuestra humanidad y para nosotros al ser, desde su entrega total, levantado de la muerte con toda su divinidad y humanidad entregada mostrándonoslo vencedor ante la muerte de los suyos y como hombre nuevo, esparciendo una nueva luz, recuperando y dando sentido y razón de ser a todo lo creado. Este es el Rey de la Creación puesto por el Padre y sostenido por el Espíritu Santo. Este es el Rey del Universo que nos conduce hasta el Padre, dador de vida y bondad y nos regala el Espíritu Santo que inspira y nos envuelve en el ámbito familiar Trinitario, que nos santifica, que nos devuelve nuestra condición de hijos amados.
¡¡Feliz día de Jesucristo, Rey del Universo !!
José Rodríguez Díaz




