DIOS ES MULTITUD.
Ser Hijo de Dios, vivir el misterio Trinitario, nos ha de llevar a amar al mundo hasta la entrega, como hizo Jesús, a luchar por el en el bien y desde la vida, con el Espíritu Santo y a seguir recreándolo con nuestra acción e inteligencia desde la presencia y el objetivo que movió a Dios Padre que siempre se nos da y que nos invita continuamente ha hacer más, a no quedarnos en donde estamos, a salir de nosotros en continuidad, aprendiendo a domeñar la pereza, esclareciendo oscuridades.
El Misterio de Dios no es algo estático, no es un cuadro que colgamos en la pared esperando que alguien se pare ante el para contemplarle o lo mire de reojo; no, el Misterio de Dios, Dios mismo, nos habla de dinamismo en acción, de vida que apuesta por la vida. El Misterio de Dios, el Dios Trinitario, nos incita a seguir conociéndole y redescubriéndole en todos los ámbitos de la existencia: en la flor que perfuma el aire, en el nuevo día, en el ave que vuela, en el niño que ríe, en el hombre que muere luchando por la verdad, en el pan que nos alimenta... Porque hemos de saber que una cosa es que Dios se nos haya revelado, se nos haya dado y otra cosa que nosotros estemos totalmente en el, en dinámica de vida y santidad., envueltos en su misterio de amor creador, renovador, amando el mundo y todo lo que ello significa.Sabemos que no es lo mismo que todos seamos Hijos de Dios a que todos lo reconozcamos como Padre, pues en esto igual, una cosa es saber del Misterio Trinitario y otra estar en el, vivir en, desde y por el, en una palabra, como hizo Jesús el Hijo por quien nosotros aprendemos a ser hijos, hemos de dejar que la comunión con el Padre y el Espíritu sea la dinamo de nuestra existencia por Jesucristo Nuestro Señor y si esto es así nos atreveríamos a decir que Dios no es solo Padre, Hijo y Espíritu Santo, sino que Dios es multitud.
¡¡Feliz fiesta de la Santísima Trinidad !!
José Rodríguez Díaz.
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