SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS.
...Y LLEGÓ EL TIEMPO DEL TRABAJO Y LA COSECHA.
Estamos celebrando en este
domingo la solemnidad de Pentecostés. Esta fiesta no es propia de la
Iglesia sino que ya el pueblo Hebreo la celebraba como agradecimiento
al Señor por los primeros frutos del campo. Es luego y con el
transcurso del tiempo, que la Iglesia para hacer referencia al
acontecimiento del Espíritu lo denomina con el nombre de la fiesta
que en ese momento y de forma anual celebraba la comunidad hebrea.
Pues bien, es en el transcurso de ella y habiendo acudido mucha
gente a Jerusalén por tal motivo, cuando sucede el acontecimiento del
Espíritu Santo en el seno de aquel grupito que se reúne en nombre y
desde la palabra de su Maestro a la espera de recibir, sin saber muy
bien el que, alguien que les llenaría de animo y fortaleza.
Y lo mismo que los hebreos
daban gracias al Señor por los frutos, así también la iglesia que
nace, es ya fruto de esa acción de Dios que sigue actuando y que
atiende a lo viejo y a lo nuevo y que se apoya en la historia para
seguir haciendo historia nueva, ya no van a ser solo los frutos del
campo los motivos de la acción de gracias, sino tambien la acción
de Dios que hace que este fruto que es la Iglesia, florezca, madure
y sea alegría para el corazón de muchos, haciendo que el trabajo
de sus manos sea fértil con los dones que derrama por medio de su
Espíritu. Es ahora el tiempo nuevo de la acción de gracias que
lleva a hablar de la gloria y la fuerza de Dios, que se revela y
resplandece disipando oscuridades, borrando miedos, espabilando la
palabra, aligerando los pasos para que llegando a todos los hombres
estos puedan encontrar sentido y razón a su existencia y puedan
vivir en paz y en total armonia y junto con toda la creación, dar
gracias a Dios, reconocer su misericordia y ese su amor. Pentecostés
es la fiesta de los que se sienten insatisfechos, la fiesta de los
que quieren seguir caminando, de los que necesitan la luz;
Pentecostés la fiesta de la palabra, de las lenguas de fuego, de la
oración agradecida y de la comunión entre los hombres y Dios y Dios
y los hombres; es la fiesta de la totalidad de Dios entregado, de
Dios con nosotros y nosotros con Dios... La fiesta del misterio de
Dios que definitivamente se da, se derrama en aquellos que abren sus
puertas al Dios de la vida, a la vida de Dios.
Pentecostés es la fiesta
de la promesa cumplida pero no agotada, porque el Espíritu sigue
actuando en el seno de la Iglesia, de su Iglesia, que como esposa
que ansía las caricias de su marido lo llama e invoca con
insistencia porque sabe que es en el y solo en el, donde encuentra la
paz, el consuelo, el ánimo y la fuerza para seguir siendo madre,
para seguir engendrando hijos...
Y grita y canta y no se
cansa de hacerlo expresando este deseo con rotundidad: ¡¡Espíritu
Santo, ven!
¡¡ FELIZ DÍA DE
PENTECOSTÉS !!
José Rodríguez Díaz
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