sábado, 10 de febrero de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. . DOMINGO SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

REAPRENDER LO APRENDIDO

En el texto que se nos ofrece este domingo ( Marc.  1,40-45) para la reflexión  vemos como un leproso se acerca a Jesús  poniéndose de rodillas y suplicándole en abandono total, le dice: " Si quieres, puedes limpiarme".

Es digno de admirar como el Evangelista Marcos con tan pocas palabra nos describe cual ha de ser la actitud  del que espera, la actitud de  la oración del que suplica al Señor. No hay palabra que sobre. Nos dice: se acercó, le suplica, se pone de rodillas y lo deja todo  a la voluntad de Jesús, no le exige. : " si quieres" le dice; tampoco  trata de chantajearle,  haciendo promesas... haré esto  o daré lo otro.. No. Es la radicalidad del hombre en su necesidad  e indigencia y abandono ante  quien sabe puede curarle, la que pide ayuda

La reacción del Maestro es  escueta, sencilla, directa, sin preámbulos ni adornos : " Quiero, queda limpio", le dice. Pero antes nos hace notar  el Evangelista que Jesús  sintió lástima, extendió la mano y lo tocó, en un gesto de solidaridad  y comprensión. 

Pienso que quizá  estamos tan acostumbrado a la misericordia de Dios manifestada en Jesús para nuestra salvación que esto que leemos  no nos llama la atención y  pasamos de largo de lo que Marcos nos dice en este encuentro.

Quizá debiéramos  pararnos mas a la hora de  acercarnos a la Palabra, prestar mas atención a esta  manifestación misericordiosa de Dios que sigue  siendo viva. Dios sigue actuando en favor de los que le buscan  con sinceridad de Corazón y nos llama  a ello. Quizá hiciera falta volver una y otra vez  con mirada contemplativa y corazón  que busca a Jesús para darnos cuenta de la grandeza, la magnanimidad, la ternura y la compasión de Dios manifestada en el Hijo Amado  para con todos y cada uno de nosotros y que nosotros desde nuestra pequeñezestamos llamados a aprender e imitar.

En los tiempo que corren necesitamos  dejarnos  ganar por la Buena Noticia que es Jesús, por sus gestos, sus palabras, su forma de actuar sin complejos y desde la seguridad de que somos mensajeros de una  gran, hermosa y buena noticia  para todo el mundo. Esto nos ha de llevar a no conformarnos con ser meros espectadores pensando que  como ya  Dios actúa y además como se lo pedimos en nuestros rezos, pues está todo hecho y no es así.  Me pregunto ¿ Qué pasa con la  compasión, la cercanía, la palabra, la acogida, el hacer del sentir del otro nuestro sentir ? 

San Pablo en la segunda lectura ( 1a Cor. 10,31-11,1)  con respecto a  lo que venimos diciendo nos dice como  lo hacia el, dice: " Por mi parte, yo procuro  contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de ellos para que todos se salven. 

Seguid mi ejemplo como yo sigo el de Cristo "


¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz



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