sábado, 23 de diciembre de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO .CICLO B

 NO HAY MAS  RAZÓN QUE LA DEL AMOR

En la segunda  lectura que  va a ser proclamada  este domingo cuarto de Adviento ( Rom.  16,25-27)  oiremos Pablo   glorificar  Dios,  único Sabio, por Jesucristo. También nos dice  que es El el que puede fortalecernos  desde el evangelio cuando predicamos  a Cristo Jesús quien ha  sido dado a conocer  por su voluntad  para  llevarnos a todos a la fe. Este es el momento clave de la revelación de Dios y esto es lo que nos disponemos a celebrar en estos días en donde hacemos fiesta por tan gran misericordia. Dios se nos da en un niño  y  edifica una casa, según se le dice al Rey David( Sam. 7,1-5.8b-11.16), no desde la opulencia y con materiales ricos,  sino  que es El mismo quien con sus manos, con su misericordia  y su entrega, la va a levantar. Una casa para todos los pueblos, una casa donde puedan habitar todos los hombres y mujeres de la tierra y para ello necesita, quiere, invita  a colaborar a los hombres  y ahí tenemos el evangelio en donde se nos dice  como se inició el inicio de esta construcción ( Luc.  1,26-38).

Es lo que vamos a celebrar  en estos días. El nacimiento de una nueva estirpe, una nueva familia que aprenderá a invocar a Dios como Padre y en donde todos  serán hermanos y en donde hay un destino común en la medida en que sepamos cobijarnos bajo su techo.

Este, cuyo nacimiento nos disponemos a celebrar  será el que enseñe el camino, el que cuide  de los que se le han dado, el Buen Pastor, el Camino la Verdad y la Vida, el que un día nos va a decir: " nadie puede ir al Padre si no es por mi ".  Porque todo lo hará en la voluntad y en el deseo del que le ha enviado y darle a conocer.

Celebrar este hermoso y  gran acontecimiento nos llama la atención e invita a interiorizar  a  mirar  a nuestro alrededor, a  escuchar  tanto los gritos  como los susurros de los  que comparten nuestra existencia, a contemplar y saber descubrir  tanto en el hondón de la vida como en lo superficial esa llamada a  lo  bueno, a lo definitivo  a una esperanza que  es nuestra pero que nos sobrepasa, porque  su  garante es el mismo Dios que  en un niño nos invita  a la  compasión, a la ternura, en definitiva, al amor que siempre tiene dimensión de  trascendente e infinito. Jesús es la carambola de Dios viniendo a nuestra vida para que los que no la tienen la tengan, los que la han perdido la encuentren, lo que  la entregan la tengan en abundancia  y los que se la guarden, la pierdan.

El salmo nos invita  ( sal. 88) al agradecimiento expresado en el canto: " Cantare eternamente las misericordias del Señor"

!!Feliz cuarto domingo de Adviento¡¡

   José Rodríguez Díaz    



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