Papa Francisco en el Mensaje para Jornada Mundial de emigrantes y refugiados: «acoger, proteger, promover e integrar»
«Sería
deseable un compromiso concreto para incrementar y simplificar la
concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación
familiar. Al mismo tiempo, espero que un mayor número de países adopten
programas de patrocinio privado y comunitario, y abran corredores
humanitarios para los refugiados más vulnerables. Sería conveniente,
además, prever visados temporales especiales para las personas que huyen
de los conflictos hacia los países vecinos. Las expulsiones colectivas y
arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea,
sobre todo cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el
respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales. Vuelvo a subrayar
la importancia de ofrecer a los emigrantes y refugiados un alojamiento
adecuado y decoroso»
*
«La Biblia nos muestra que el camino del creyente tiene una meta y un
sentido. Es la Jerusalén del Cielo, donde Dios nos espera lleno de
ternura para enjugar nuestras lágrimas y darnos descanso en nuestras
luchas y fatigas. Frente a tanto sufrimiento en el mundo, a tantos niños
que sufren por la guerra, al llanto de las madres, a los sueños rotos
de tantos jóvenes, a las penurias de tantos refugiados, la esperanza
cristiana nos asegura que tenemos un Padre que llora y se apiada de sus
hijos, que nos espera para consolarnos, porque conoce nuestros
sufrimientos y ha preparado para nosotros un futuro distinto. La
esperanza nos lleva a creer con firmeza que la muerte y el odio no
tienen la última palabra sobre la vida humana. Que el mal al final será
eliminado como la cizaña del campo. Y, sobre todo, nos da a Jesucristo
que nos acompaña y consuela en nuestro camino»
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