sábado, 11 de mayo de 2013

FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.


 CON LAS MANOS VACÍAS Y EL CORAZÓN REPLETO.
Celebramos en este domingo la fiesta de la Ascensión del Señor. El texto del Evangelio que nos ofrece San Lucas nos presenta a Jesús  haciendo caer en la cuenta a los suyos de que lo que estaba escrito en las escrituras acerca de El se ha cumplido.
No deja de ser una forma de dar paso a la confianza en la espera que les propone, pero antes, subraya cual es la finalidad de todo este acontecimiento del Mesías: la predicación del perdón de los pecados a todos los pueblos. Acontecimiento y misión que va a continuar pero ahora descansando en estos que son testigos de todo lo que ha pasado y a quienes Jesús les pide que no se vayan de Jerusalén, que no empiecen su tarea hasta que reciban la fuerza de lo alto. Se refiere al Espíritu Santo indudablemente, es la gran promesa del Padre que no ha dado por terminada su obra ni ceja en su empeño de restablecer la amistad con el hombre.
 Llama fuerza de los alto lo que producirá el envío que hará el mismo Jesús y que el Padre ha prometido. Es la fuerza de Dios la que habitará en ellos y la que ha de habitar en la Iglesia y la que les conducirá por caminos nuevos hacia todos los pueblos. No va a ser la fuerza de ellos, su sola voluntad, va a ser la fuerza de Dios la que les acompañe y salga al paso en las dificultades, que en el deseo de llevar a cabo la misión, irán apareciendo como tachuelas en el camino.
Esta promesa del Padre se cumplirá desde Jesús, va a ser El el que envía el Espíritu: " Yo os enviaré lo que mi padre ha prometido"
Lucas, en este texto, centra su atención no tanto en la Ascención, sino en las últimas palabras y gestos de Jesús hacia los suyos, no es la Ascension en si misma, sino lo que ella acarrea, que no es otra cosa mas que el cumplimiento de la escritura, por un lado y la promesa que se cumplirá, la promesa del Padre por el otro, para llevar a cabo la misión.
Necesaria se hace la obediencia  confiada de los suyos que están llamados a esperar antes de comenzar. Compás de espera, que no les priva de la alegría y les lleva a la oración, que es maestra de apertura del corazón a la voluntad y deseo del Padre, a la acogida del Padre.
Hay algo que no podemos pasar de largo y es que Jesús los bendice mientras se despide. Esto es singular y único. Esta bendición es signo y señal de  que estará con ellos, les fortalece en la certeza y en el saber que les  mira con agrado. Una bendición que perdura aún en el seno y en la memoria de la Iglesia, como gesto tierno de Jesús hacia  los que  hasta ese momento han estado con El y para los que lo estarán atraves de los tiempos. Algo por el estilo se dice en uno de los salmos: " el señor bendice a su pueblo con la Paz"
Ya está todo preparado y dispuesto, ahora  toca esperar el momento en que el Señor decida cuando se ha de empezar. La fiesta va a ser para todos los que quieran oír el testimonio de estos que son enviados por todos los caminos de la tierra con una misión:"predicar la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos"Con la fuerza de lo alto: "Yo os enviaré lo que mi padre ha prometido...hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto", y la bendición del Señor Jesús.

FELIZ DÍA DEL SEÑOR.

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