sábado, 17 de noviembre de 2012

LA PALABRA DEL DOMINGO.CICLO B. DOMINGO XXXIII.TIEMPO ORDINARIO.


ME NIEGO AL MIEDO
Da la impresión, leyendo el texto del evangelio de esta  semana, que Jesús nos quiere meter el miedo en el cuerpo con el final apocalíptico que anuncia y que precedará al acontecimiento de su segunda venida en la que reunira a todos los suyos desde los cuatro puntos cardinales.
 Nada mas lejos de su intención que meter miedo, nunca lo hizo, y no hay razón para que lo haga ahora. Al contrario, el final de los tiempos será para los suyos momento de gozo, porque por fin podrán disfrutar de su palabra tantas veces anunciada y en ese momento cumplida. 
El ejemplo de la higuera, cuyas ramas brotan  anunciando la primavera, debe  mantenernos alerta  ante los signos y el devenir de la historia, pues cuando parezca que todo está perdido, entonces surgirá la esperada acción de Dios, como agua en el desierto y reunirá y guardará y salvará a todos lo suyos del mal. Es un texto, este que nos ocupa, que nos invita a la paciencia  y al arrojo, al trabajo y a la solicitud, dejando en manos de Dios el momento decisivo. A no tener miedo y a saber esperar en la confianza de que al final estamos en manos del Padre. El mundo también lo está. El actuará convenientemente en el momento oportuno.
Es un texto que nos dice que el único Dios, el Padre de Jesucristo y Padre nuestro, será el  que permanecerá e implantará la novedad de una creación en la que nosotros participamos. Será  la guinda del Reino de Dios. Con solo un deseo derrumbará y  hechará por tierra a los demás dioses que hasta ahora el hombre pensaba eran los que gobernaban la tierra. En los pueblos colindante a Israel no es difícil  encontrar  que los hombres adoraban al sol, a la luna, a los astros, sus vidas se movían desde los oráculos y los presagios. Dioses impersonales, tiranos y envidiosos del destino del hombre.
 El Dios que se nos revela en Jesús, es Padre amoroso que se ocupa de los lirios del campo y del gorrión. De que el sol  nos regale el día y la noche y de que la luna alumbre en la oscuridad. Ama la creación  entera y de forma muy especial a cada uno de nosotros.Tiene un ejército de ángeles a nuestro servicio dispuesto a cumplir su voluntad que nos es otra mas que aquella que  permite que el hombre viva desde el amor solidario que el ofrece. ¿ Como puede ser que un Dios así piense en destruir todo lo creado?  ¡¡¡Imposible !!!
Por eso me niego al miedo que de entrada nos pueda inspirar este texto y también me niego a pensar que Dios quiera destruir el mundo y me abrazo a la esperanza y al jocundo gozo de saber que estamos en sus manos. Totalmente cobijados en sus manos amorosas de Padre. 
¡Feliz día del Señor! 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario