sábado, 12 de noviembre de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

 

PASE LO QUE PASE.

  El texto del evangelio de este domingo nos puede llevar a engaño debido a todo lo que en el se relata no es mas que  una observación que hace Jesús sobre  el devenir  y la evolución del mundo y cómo  esto puede  trastocar y lo hace, la vida de los hombres. No hemos de llevarnos a engaños, digo y si miramos y leemos despacio y  razonamos nos damos cuenta de algo muy importante que no se nos puede escapar y es que Jesús está advirtiendo a los que quieran seguirle de que  hay que estar a  visor y no dejarse  ganar por el miedo  o las circunstancias que puedan suceder, no , hay que saber leer los acontecimientos desde la fe y es lo que nos pide, de forma que estos no  resten en  nuestro querer estar con el Señor.

  La fe, ya lo hemos dicho, no es garantía de que no sucedan cosas. Es verdad que la oración  invocando al Señor su protección, nos ayuda y fortalece, pero los cosas si han de suceder, suceden y ante eso hemos de ser valientes para aceptarlo y no pensar que Dios no está con nosotros o que no nos quiere. Tampoco hemos de  olvidar nuestra fragilidad como individuos pues somos frágiles débiles y  estamos expuestos  a los avatares de la vida  en lo espacio temporal, somos indigentes. Esa es nuestra condición. La fe, viene a fortalecer esta indigencia  y Jesús nos invita en este texto a saber ser fuertes  ante las adversidades, sean del tipo que sean, unas será motivadas por causas naturales y otras, provocadas por los hombres, unas  tendrán que ver directamente con nosotros y otras no, pero  sí es bueno que ante todo ello seamos conscientes de  lo que se nos dice al final del texto. Estamos en las manos de Dios y eso es lo importante. Es ahí donde debe estar y se debe alimentar nuestra fortaleza. Se hace necesario, como nos dice Jesús  aprender a ser perseverantes, porque al final de todo, la victoria es de nuestro Dios y eso nos toca  muy  de cerca.

  Luchar por el bienestar de los demás, buscar la paz y  la armonía, crear espacios de encuentro, ser solidarios  y proyectar nuestra vida hacia un futuro que no es  otro mas que el mismo Dios y Padre, como hizo Jesús. El miedo, el sentirnos desvalidos e impotentes, debe ser acicate para  acercarnos al dios de la Vida perseverando en la confianza de que en El  está nuestra salvación, pase lo que pase tanto a nuestro alrededor , como en nuestro corazón.

¡¡Feliz día del Señor!! 

José Rodríguez Díaz  

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