ORAR DESDE LA VIDA.
Nos encontramos en el texto del evangelio de este domingo a Jesús hablándole a los discípulos de la importancia de la oración y de cual ha de ser la actitud que le ha de acompañar que no es otra mas que la confianza fundada en el que el Padre nos dará lo que necesitemos en cada momento. El tema viene provocado por el deseo de los discípulos de aprender a orar como lo hace el Maestro, no es que ellos no lo supieran hacer pues ya el pueblo de Israel oraba con los salmos, cantos e himnos pero es que se están dando cuenta de que hay algo distinto y novedoso en la forma en que Jesús lo hace y que se aleja de la rutina, de lo establecido. Ellos lo presienten y también presienten que esa forma de orar está muy vinculada a lo cotidiano, a lo de cada día. Y, efectivamente, Jesús les enseña y les dice e instruye al tiempo que les alienta a perseverar y sobre todo, a confiar. Ya no es la oración de los salmos que les ancla en el pasado, no, ahora se trata de algo que tiene que ver con lo de cada día, con la subsistencia, con los miedos y con la necesidad de sentirse perdonados desde la reciprocidad, desde la necesidad de saber del perdón del Padre como consecuencia del perdón que ellos han de dar.
Es una oración, la que Jesús les enseña, que libera, que les lleva a mirar la realidad, que abre puertas a una esperanza que hay que rescatar del pasado para lanzarla al futuro. El "venga tu reino" va por ahí. Un reino que hay que construir en el día a día y con la confianza puesta en el Dios fiel de nuestros padres y que hoy nos pide no dormirnos en los laureles, sino avanzar en el camino de encuentro entre los hombres. El plural de la oración nos está indicando que es algo que se ha de construir entre todos, en donde todos son llamados y tienen cabida.
No queremos dejar pasar la primera lectura en donde Abrahán regatea con el Señor ante el castigo que quiere infligir a los hombres por sus infidelidades. Es un texto precioso que nos indica la necesidad de perseverar en la oración en favor de los otros. Abrahán acude a la amistad que le une con el Señor y alcanza misericordia. Léanlo despacio y disfruten con el.
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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