sábado, 2 de julio de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

 NUESTRA IDENTIDAD

    El texto del evangelio  que hoy se nos ofrece para la reflexión pertenece a San Lucas y  en el se nos relata cómo Jesús envía a  setenta y dos a anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios. Los envía de dos en dos dándoles las pautas que han de seguir pues no se trata de anunciar un reino de fuerza y  poder, sino de encuentro,  misericordia y paz.  Se trata de  invitar a los  que les escuchen a encontrarse con Dios  desde la misma realidad que les está tocando vivir. Es un Reino que hay que anunciar desde el corazón y no desde la fuerza  y la imposición, es un anuncio que ha de ir dirigido  a  serenar los corazones y a devolver al hombre la confianza  en la misericordia de Dios y en sí mismo.

Y esa sigue siendo la misión de la Iglesia hoy, lo nuestro no es el poder, la imposición, la humillación, la venganza o la guerra, no, lo nuestro es la misericordia, el encuentro, la paz, la concordia, la sencillez, la humildad... y esto se lleva a cabo estando cerca , viviendo y compartiendo  con aquellos que lo necesiten... presupone nuestra comunión, nuestra solidaridad con Jesús que nos  envía  a seguir haciendo realidad  con los demás lo que el viene haciendo con nosotros. A tener  presente, muy presente, que en la medida en que nos dejemos ganar por el Señor, en esa medida  estaremos dando  a los demás lo que el Señor  pone en nuestras manos y que en esa medida somo la Iglesia del Señor. No somos una ong.  ni un partido político, ni una asociación con  miras  solidarias y altruistas, somo algo mas que todo eso y  eso, ha de notarse en nuestro  ser y en nuestro tratar a los demás cuando  llega la hora de relacionarnos, de tomar decisiones o hablar. Nuestra identidad, nuestra razón de ser es Jesús.

Algo de  esto último nos encontramos en lo que Pablo dice a los Gálatas en la segunda lectura cuando les habla del origen de su orgullo y su gloria refiriéndose a la Cristo. No impone, acepta y ofrece. Acepta a Cristo, que está constantemente renovando su existir y ofrece a Cristo  como única riqueza que  pone en pie y en paz al hombre.


 Y haciendo mención Isaías en la primera lectura, nos vamos dando cuenta por donde nos viene la fiesta que allí se anuncia y se sigue anunciando hoy. La plenitud del hombre  es don, regalo y consuelo que Dios ofrece a los que le hacen hueco en su corazón.


¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz  

 

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