viernes, 12 de diciembre de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

Domingo Tercero de Adviento. Ciclo B. Domingo "Gaudete".

EL REGOCIJO Y EL CONSUELO .
En este Tercer Domingo de Adviento  somos invitados a regocijarnos en el Señor, eso y no otra cosa, es lo que significa la palabra latina "Gaudete".
La expresión la encontramos en todos los textos que van a ser proclamados en la celebración pero, de forma mas especial e incisiva,  la encontramos en  la segunda lectura que es de la carta que Pablo escribe a los de Tesalónica. Así que, este domingo, somos invitados a andar en el regocijo porque sabemos que Dios viene. Viene, si. Viene y nos resarcirá, nos salvará. Viene cargado de esperanza cumpliendo su promesa.
Avanzamos un poco más y vamos ahora con el texto del Evangelio, que  no es de San Marcos, como correspondería, sino de San Juan.
San Juan nos presenta en el inicio de su Evangelio al Precursor, el Bautista y lo hace de una forma solemne y recalcando algo que  para mi es muy importante. Lo define como el que anuncia, esa era la misión del profeta. Profeta que anuncia pero sin apropiarse de nada. No era el la luz, sino testigo de la luz. Nos dice que no es el Mesías, sino la voz del que grita en el desierto.

 No será el quien  funde la nueva familia sino el que indica que una nueva familia está a punto de nacer desde una nueva alianza ( lo de la correa de las sandalias que tiene que ver con la ley del levirato )
 Así es presentado de forma grandiosa el precursor, que no se apropia de nada que no le corresponda, que  cumple con su misión  de anunciar la necesidad de preparar el camino al Señor, que no se arroga títulos que no le correspondan. Lo suyo es bautizar con agua y anunciar que detrás de el viene otro que le precede en la existencia, ese es el definitivo, refiriéndose a Jesús. El evangelista tiene a bien concretar el lugar en donde todo esto acontece, en Betania, a orillas del Jordán.


 Dicho esto, mi reflexión discurre por los entresijos de la iglesia hoy, por  la misión que se le ha encomendado que es también profética y que no es otra mas que la de anunciar a Jesús con la vida , la palabra y los gestos,  como el Hijo del Dios vivo, el Salvador, el que nos trae la Paz, EL QUE CONSUELA, el que nos proporciona el don del Espíritu. Esto ha de hacerlo la Iglesia  saliendo de lo que hasta ahora ha considerado su territorio, saliendo de sus seguridades y lanzándose a los caminos del mundo, donde los hombres nacen, sufren, viven y mueren, no temiendo ni a la inseguridad ni al hecho y la probabilidad, de poder ser herida, aún sabiendo que en la aventura va a encontrar humillación, sudor y sangre y tenga que dejar por el camino girones de su vida. La Iglesia no solo ha de ser consalodora, sino que debe aceptar que necesita ser consolada por los mas pobres, por los que  no cuentan.

  Y es verdad que en muchas ocasiones la iglesia, los cristianos, seguidores de Cristo, nos despitamos  con todo esto  y nos arrogamos prebendas que no nos corresponden. Lo nuestro es anunciar, solo anunciar y favorecer que el hombre, cualquier  hombre y mujer, puedan encontrarse con el regalo de la cercanía, el amor y el perdón de Dios, lo demás , perdonenme la expresión, son zarandajas que nos inventamos, disculpas que  enarbolamos para justificar actitudes,  decisiones y proyectos que en muchas ocasiones  favorecen lo contrario de lo que se pretende haciendo que el hombre se aleje de Dios, en lugar de que le pueda encontrar y caminar junto a El. La Iglesia necesita dejarse consolar por los mas pobres.
 La figura del Bautista es apasionante, aparece y desaparece como un relámpago, pero dejando una huella luminosa de testimonio, fidelidad, coherencia  y entrega y esa palabra de Dios que aún sigue flotando en el aire y que se percibe porque es válida para todos los tiempos:"ALLANAD EL CAMINO DEL SEÑOR"
Feliz día del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario