UNA CLAVE PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN.
El texto del evangelio de este Domingo es un tanto desconcertante, pues de pronto nos encontramos a Jesús que envía a otros setenta y dos a anunciar el Reino de Dios allí por donde pensaba ir él.
El texto del evangelio de este Domingo es un tanto desconcertante, pues de pronto nos encontramos a Jesús que envía a otros setenta y dos a anunciar el Reino de Dios allí por donde pensaba ir él.
Estos setenta y dos no sabemos de dónde han salido y son anónimos, pues en ningún momento se habla de una llamada anterior, como sucedió con los Doce a la orilla del lago en Cafarnaún.
Lo cierto es que Jesús les envía y les da instrucciones de cómo deben hacer y cuál ha de ser su comportamiento. A la vuelta le cuentan al Maestro lo que ha sucedido y cómo el demonio era vencido. Indudablemente es un texto desconcertante, con ribetes de futuro y apocalípticos y creo que es por ahí por donde debe ir la reflexión: tratando de ver en este envío a toda la Iglesia, que ha de ser misionera.
Seguir a Jesús implica radicalmente vivir y anunciar el evangelio, de eso no nos cabe duda. Seguir a Jesús, supone llevar la noticia a donde está la gente para que luego él pueda ser recibido y aceptado como el Señor, como el que salva. Esa es la misión de la Iglesia. Esa es nuestra misión y es por ahí por donde debe ir nuestra reflexión de hoy.
Pero el tema no está solamente en seguir a Jesús, el tema del texto más bien está en ser dóciles al envío. Jesús les envía y ellos obedecen. Esa es la clave.
Nos tendríamos nosotros que preguntar hoy: ¿a dónde nos envía Jesús y para qué nos envía?
Seguramente que muchos de los problemas que tenemos a la hora de la misión y de evangelizar quedarían zanjados, porque ya no va a depender sólo de nosotros, del cómo y del cuándo, sino que entra en juego alguien mucho más importante que no es una idea, que es una persona, que es el mismo Maestro que envió a aquellos setenta y dos, y nos siguen enviando a nosotros hoy y allí a donde él piensa y quiere llegar. En la medida que estemos unidos al Maestro y seamos dóciles a su Palabra y sus sugerencias, en esa medida los hombres reconocerán a Dios como Padre y a Jesús como el Señor que salva.
Porque ¿qué es sino eso de evangelizar?
Feliz día del Señor.
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