miércoles, 17 de julio de 2013

DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

 LO QUE A VECES NOS SOBRA O NOS FALTA.
Nos encontramos, en el evangelio de este domingo, a Jesús en casa de dos mujeres que se llaman Marta y María. Muchas veces por inercia tiendo a pensar que es la casa de sus amigos en Betania, pero no se dice nada de que esa sea la casa de sus amigos y   tampoco se habla de Lázaro, por tanto, vamos a  ceñirnos al texto y a no pensar que estamos en Betania ni mucho menos en casa de Lázaro. Está en casa de Marta que le ha invitado y que tiene a su vez una hermana, que se llama María.
 











Surge un problema: y es que Marta se ve desbordada por las ocupaciones, mientras que su hermana se dedica a escuchar a Jesús, a conversar con él, y aquella, Marta, protesta. 
Es lógica la protesta de Marta en la que también involucra a Jesús, cuando le dice: " Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? dile que me eche una mano".
La respuesta de Jesús, como siempre, desconcertante: alaba la actitud de María porque  "ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán". Como si lo que estuviera haciendo Marta no fuera necesario hacerlo, como si no fuera importante.
Vamos a intentar barrenar un poco y tratar de descubrir qué es lo que se esconde detrás de esta respuesta de Jesús, que debió de dejar a Marta boquiabierta y totalmente desarmada.
"Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria".  Y ¿cuál es esa cosa que es necesaria y que Marta no está teniendo en cuenta?  La que ha escogido María. Es decir: la escucha, la cercanía, la contemplacion.

La contemplación, también en el trabajo, en el quehacer de cada día, porque ¿de qué nos sirve tragarnos el mundo si  no hay una motivación interior que nos lleve a transformarlo con nuestro quehacer cotidiano y, que a su vez, también nos transforme a nosotros? Esa, creo, es la clave.
No se trata sólo de estar en todo, de hacer muchas cosas, que sí, que hay que hacerlas, pero lo que nos falta muchas veces es preguntarnos por qué las hacemos, desde dónde las hacemos, que es lo que nos mueve a hacerlas. Porque eso es lo que nos  mantendrá en la batalla de cada día, en el trabajo, en la calidad de lo que se lleva a cabo.
Tengo que preguntarme: ¿por qué las hago?;  ¿desde dónde las hago?
Eso parece ser que es lo que le falta a Marta que invita a Jesús a su casa y luego se olvida del invitado porque debe dar abasto en el servicio que para ella era lo importante, y termina por sentirse desbordada. Es por ahí por donde yo creo que viene la corrección de Jesús y la invitación a no dejarse vaciar por la obligación, porque todo eso, al fin y a la postre, es pasajero, lo importante es que todo lo que hagas esté en y desde el Señor, sea mucho o poco, pero siempre en y desde el Señor.
No es hacer para luego estar con el Señor, no. Es  estar con el Señor para luego hacer.
Así es, y concluyo, que lo de María es mejor que lo de Marta porque a esta le falta la actitud contemplativa, sino estarían las dos a la par, cada cual desde el sitio que ha escogido para estar con el invitado. 
No se trata de que yo hago más que tú, o tú haces menos que yo, se trata de calidad. No está el tema  en que tienes o debes hacer lo que yo hago, porque es mas útil y mejor, no. Se trata de vocación y de calidad a la ora de vivir, servir y  hacer.
FELIZ DÍA DEL SEÑOR.  

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