sábado, 27 de abril de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO QUINTO DE PASCUA. CICLO B.

 PERMANECER EN EL SEÑOR.

Recordamos que el texto que se nos ofrecía para  reflexionar en la celebración dominical de la semana pasada era el  capítulo 10 del Evangelio de San Juan, el tema  del  Buen Pastor. Para este domingo que es el quinto de Pascua, damos un salto en el texto del evangelio de Juan y nos vamos hasta el capítulo quince en donde Jesús nos invita estando ya a las puertas de ser condenado, de sufrir su pasión, a permanecer en el y lo hace  usando un símil que ya está en el Antiguo Testamente y que encontramos  tanto en Isaías como en  Zacarias, Oseas o Jeremías  La vid y los sarmientos ( Is.5; Ez.17; Os.10, Jer.2) y que en los sinópticos Jesús  también se encarga de recordar  tanto en Mateo como en Lucas hablando de los arrendatarios  de la viña  que quieren apoderarse de ella, aunque desde otra óptica.
El tema para este domingo es y ante la eminencia de lo que se les viene encima, avisar a los  discípulos para que sepan permanecer unidos a el en todo momento, para que sepan ser fuetes ante el escándalo o el miedo, la desilusión o persecución lo mismo que el  permanece en el Padre . Es permaneciendo en esa  comunión como pueden dar fruto en abundancia. Ellos y él bien lo sabe,  necesitan el aliento y la fuerza, la sabia, que el mismo recibe del Padre a quien en esta ocasión llama el labrador. El labrador es quien  se encarga de que la cepa, el tronco, tenga lo necesario para dar buenos brotes y buen fruto y también el que poda y limpia la cepa para que las plagas no hagan estrago, los sarmientos crezcan bien y den su fruto. Todo esto que nos dice Jesús estamos llamados a aplicarlo a nuestra vida de fe en donde la comunión con el y con el en el Padre, es fundamental y luego y ya desde ahí, todo lo demás.
Todo lo que con Jesús hemos aprendido y seguiremos aprendiendo en lo que respecta a nuestra relación con los otros y con el mundo, en lo que respecta a nuestra santificación. No podemos olvidar esto que el Maestro nos dice hoy  pues estando en el es como podremos sobrellevar toda situación y dar fruto.

Así que, con insistencia, estamos invitados a permanecer en el Señor, a saber guardar su palabra a saber recordarle en el amor y en el desamor, en la vida, en el peligro y en la muerte, a alimentarnos  de el lo mismo que el niño se alimenta de su madre. Permanecer en el Señor lleva además consigo el testimonio del que ha encontrado en su vida la vida, una razón de ser y de vivir, de alegría y esperanza.
 Y esto es algo que no podemos, que no debemos guardarnos sino que hemos de anunciarlo, pregonarlo. Alimentados en  y con el Señor somos invitados, empujados, a anunciar a todos los quieran escuchar, a todos los que buscan  razones para dar razón a su vivir. Y así, nuestra vida en Cristo, nuestro ser cristiano, tendrá razón de ser y será fructífera. Perspectivas de un futuro muy cierto, pero que hay que labrar cada día.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz

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