APRENDER EL OFICIO DE PASTOR
El evangelio que se ofrece a nuestra consideración para este domingo cuarto de Pascua pertenece al evangelista San Juan que en el capítulo diez de su obra nos habla de Jesús que manifiesta su condición de Buen Pastor.
Yendo un poquito a las culturas de los pueblos vecinos de Israel encontramos que esta imagen no es solo y exclusivamente del pueblo de Israel, sino que ya en esas culturas vecinas se aplicaba a los reyes, como misión propia de cuidar de sus vasallos. Esto lo encontramos, por ejemplo, en la cultura sumeria. Ser buen pastor era por tanto, oficio de los reyes y consistía en cuidar y velar por el bienestar de los suyos, de su pueblo.
Nos damos cuenta de que esta imagen del buen pastor no es invención del Nazareno, sino que ya existía tanto fuera como dentro de Israel y en este caso formando parte del legado religioso, así nos encontramos en el Antiguo Testamento el Salmo 22 que nos dice que el Señor es el pastor del pueblo y en Ezequiel en los capítulos 34 y 37 en donde se hace una dura crítica a los pastores del momento - reyes y sacerdotes - que no están cuidando del pueblo de su vida socio religiosa.
Volviendo al texto que nos ocupa en donde Jesús se declara como buen Pastor ante los fariseos: " Yo soy el buen Pastor ( Jn. 10, 11) Nos podemos percatar de lo que esto significa y de la valentía de Jesús para hacer tal manifestación al arrogarse la titularidad del " Yo soy" propio de Dios en el Sinaí, el Dios que envía a Moisés, ya pastor y no príncipe, a recatar a su pueblo de la esclavitud para llevarle a la tierra prometida. En esta manifestación que hace Jesús nos encontramos con dos cosas; primero, que el asume, se reconoce y declara como el enviado, como el que tenía que venir y que ya está entre ellos con un oficio concreto y segundo, que su misión es cuidar de los suyos hasta entregar su vida por ellos como el muy bien dice, es el oficio que le corresponde y que le ha sido dado y el que el ha asumido.
El subraya su compromiso cuando nos dice que no es un pastor advenedizo, que no es asalariado, sino que es amo y ama el rebaño que le ha sido entregado y como tal, está dispuesto a velar por todas y cada una de sus ovejas, a entregar su vida por ellas. En el fondo es una declaración y anuncio de su entrega, una declaración de amor. Nos dice: " Por esto me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla" ( Jn. 10,17).
Hay mas en este texto que no podemos pasar por alto y que en San Juan se da como cierta frecuencia y es la perspectiva universal de la salvación y por tanto del anuncio, así también en el pasaje de la Samaritana ( Jn. 4 ) cuando habla de falta de operarios para la mies. En el texto que nos ocupa hoy concretamente Jesús dice : " tengo además, otras ovejas que no son de este redil; tamién a esas las tengo que traer." ( Jn. 10,16) y formar un sólo rebaño y un sólo pastor.
Como podemos comprobar es un texto el de este domingo, lleno de sugerencias, de insinuaciones que nos han de llevar a reflexionar y repensar nuestra vida cristiana tratando de ver cómo estamos asumiendo el hecho de ser pastores, porque todos estamos llamados a ese oficio, unos de una forma, otros de otra, no solo lo son los sacerdotes, es toda la comunidad la que está llamada a ejercer ese oficio de cuidar y entregarse y anunciar y crear espacios de encuentro, borrando y superando fronteras, yendo más allá de lo que la prudencia aconseja, haciendo visible aquello de una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre.
Oficio que hemos de aprender con el Maestro sin olvidar la perspectiva de la universalidad, porque el anuncio del Reino no puede, no debe tener fronteras y hay que hacerlo dando, quemando la vida, con vocación de universalidad porque Cristo vino entregándose a todos y murió por todos y resucitó para todos y nosotros, seguidores de Cristo, no podemos ni ocultar ni obviar esta realidad. Lo nuestro es vivirla y anunciarla; por ahí pasa eso de ser de Cristo, eso de ser Cristianos.
¡Feliz día de la universalidad de nuestra vocación!
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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