sábado, 27 de abril de 2013

QUINTO DOMINGO DEPASCUA , CICLO C.

 REVISANDO EL TESTAMENTO
 En este domingo quinto de pascua, el texto del evangelio de San Juan  nos lleva hasta el Jueves Santo  y  nos ofrece la oportunidad de reflexionar lo que allí sucedió y se nos dijo. 
Encontramos ahí lo fundamental del testamento de Jesús, la herencia que nos deja y que no es otra mas que el amor: " que os améis unos a otros como yo os he amado", nos dice. 
 Eso es lo fundamental y en la medida en que seamos capaces de llevarlo a la vida de cada día, en esa  medida, estamos dando señal de que somos discípulos suyos. 
Esto no tiene vuelta de hoja y ahora nos toca a nosotros pararnos a pensar como lo estamos haciendo y hasta donde nos embarga ese deseo del Señor. Si queremos ser discípulos suyos y queremos mostrarlo al mundo hemos de tener el mandamiento del amor muy presente. No valen sucedáneos, no valen interpretaciones, no valen excusas que aleguen ignorancia o el no saber como llevarlo a la práctica.
 Todos sabemos, sin haberlo aprendido en universidad o en libro,  lo que comporta el amor, lo que supone amar. El Maestro bien sabía que esta dimensión tan humana y trascendente a la vez, del amor, esta al alcance de todos porque está en cada corazón y forma  parte de nuestra existencia como una necesidad. No habla Jesús de un amor etéreo o  super espiritual, habla de amor, sencilla y llanamente de amor. De ese amor de todos los días que tiene la fuerza de conmovernos, de  transformarnos o de dejarnos hundidos y nos hace sufrir porque o no es bien entendido o porque lo hemos trasformado en un seudoamor.
Esto del amor y del amar es un aprendizaje, como todo en la vida. Jesús quiere que los suyos caminen por ahí  y ello hace que este deseo ocupe el centro de las relaciones de los que dicen seguirle, de los que se reunen en su nombre, no solo cada domingo  para celebrar la entrega amorosa y trinitaria en la Eucaristía: Escuela donde hemos de aprenderlo, sino en cualquier momento  de nuestra vida, sea dentro o fuera de las paredes que nos albergan y que llamamos iglesia.
El amor es  universal y es lo que nos debe hacer  universales en entrega solidaria.
El amor no pertenece a ninguna raza o pueblo, el amor es de todos y es lo que nos hace de todos y para todos. El amor, no dice san Juan, porque lo aprendió de Jesús, es Dios mismo y eso es lo que nos  hace de Dios. El amor es la esencia y la razón de la vida y por eso nosotros esperamos  mas vida, mas allá de esta  que andamos manejando cada día.
El amor es el gran ideal del hombre y Jesús, sabiéndolo, nos empuja a mas. No se queda corto, porque no quiere que tampoco nosotros nos quedemos a ras de tierra ignorando las tremendas posibilidades que han sido  depositadas en nuestros sentimientos y deseos que están llamados a irse identificando con los suyos y así ser,  total y definitivamente, poseidos por el gran amor que es el mismo Dios.
 FELIZ DÍA DEL SEÑOR         

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