sábado, 18 de enero de 2025

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C

" EN UNA BODA "

Entramos en el segundo domingo del tiempo ordinario de la mano del profeta Isaías que nos quiere recordar  el incondicional amor de Dios para con todos y cada uno de nosotros. El profeta se dirige al pueblo y dice con voz en grito cuales son las intenciones de Dios para con todos ellos:  Intenciones de amor. De un amor generoso, abierto y expuesto a todos los pueblos de la tierra, de un amor que  enriquecerá  en todos los aspectos; un amor que no callará  hasta que el pueblo   reacciones y se vuelva  a su amado y, entonces, sentirá  su protección y lo que su favor significa; se sentirá fortalecido en  la mirada  tierna del amor de su creador; nunca mas abandono; jamás desprecio; si  mucha alegría, paz y consuelo... Es este  un amor decidido y fuerte el que anuncia el profeta al pueblo de Parte de Yahvé-Dios y al que es invitado a volver.

En la segunda lectura  que es de la primera carta  de Pablo a los de Corinto, les habla de los dones, los regalos que Dios, por medio del Espíritu, da a todo el que se abre a El de forma sincera, y decidida. Dones que  ayudan a entender, a comprender, el misterio de la vida, de la gracia, del presente  y a saber esperar en el futuro. Estos dones han de estar al servicio de los demás de forma que todos puedan ser enriquecidos por esta gracia de Dios que nunca se agota y que  quiere llevar a la humanidad a un sendero de vida y de encuentro mejor que el que ella, por si misma, pueda  trazar. Es el Mismo Espíritu de Dios quien reparte y da  a cada uno en particular. 

Ese  único y decidido amor del que se nos habla en la primera lectura,  es ese único y  decidido Espíritu del que nos habla Pablo en la  carta a los de Corinto. Todo ello es donación de Dios, entrega de Dios a los suyos; es amor decidido, gritado, derramado; esa es la corona fulgida  y diadema real con la que Dios enriquece al pueblo de sus amores.

Y nos queda el Evangelio  en donde Juan  nos lleva a una boda  como testigos, para que podamos certificar que  lo que nos dice Isaías en  y con Jesús, encuentra cumplimiento. Es el el que hace que no falte la alegría en la fiesta de la vida, es el el que hace que  los hombres no se  sientan defraudados cuando en el empeño de alcanzar la felicidad y el gozo de su realización  por el trabajo,  se percatan de que  se les escapa de las manos. Es el ese novio al que  el maestresala le  reprocha que guardará el vino  bueno para el final. 

Es el el que hace que la humanidad  pueda seguir siendo una fiesta en donde el hombre no se sienta ni solo, ni perdido en el absurdo y mucho menos  entre la nebulosa del tiempo, enredado en el afán de encontrar la felicidad por si mismo. La creación es una boda  en donde el novio  está al tanto  de que no falte el vino de la certeza, la esperanza y la alegría a los que creen en su nombre. "Haced lo que él diga"  escuchamos que dice una mujer  en medio de la duda  y el no saber qué hacer. Si, hagamos lo que el nos dice  y la dicha llegará a nuestra existencia para no escapar jamás y la alegría será la tónica de toda la fiesta.

''Feliz día del Señor!!

 José Rodríguez Díaz 



  

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