sábado, 20 de julio de 2013

DE VÍA CRUCIS POR LOS SUPERMERCADOS por María Sánchez.

Estimado lector no piense, al leer el titular, que he perdido los papeles o como dicen lo jóvenes que se me ha ido la olla. Ni una cosa ni la otra.
Sencillamente deseo contarles que ésta es la  sensación  que experimento cada vez que me veo en la necesidad de ir a comprar la comida para llenar el caldero y, en consecuencia, saciar el apetito que acosa a todo ser viviente.
Como humanos que somos tenemos nuestras manías y, unas cosas nos gustan de un súper mientras desechamos otras. No dudamos en cruzar la ciudad para comprar aquella marca de café que es más de nuestro agrado: qué, si lo pensamos no tiene lógica aparente, ya que éste grano nace de un árbol y, supuestamente, todos deben tener la misma calidad salvo las variedades de; mezcla, natural o el conocido torrefacto. Pero nos encabezonamos por una marca determinada y no hay quien nos baje del burro.
 El mismo dilema tenemos con las leches y las seudo leches: a unas les quitan las grasas y a la otra le añaden calcio. Con todo este trajín los precios varían y nos vemos sin saber por donde tirar ni que leches comprar.
Mientras caminamos, como en procesión por las diferentes calles del súper elegido, echamos una ojeada a los precios, a la vez que nos fijamos en la calidad, tamaño o grosor y, papel y bolígrafo en ristre, vamos haciendo las correspondientes anotaciones. 
Al llegar a la siguiente estación, (entiéndase supermercado), sacamos nuestra lista de precios y vemos, con estupor, como los precios varían de uno a otro como del día a la noche. Lo peor ocurre cuando, por llevar el trabajo adelantado, compramos en el primero que visitamos, y al llegar al segundo decimos “¡oh cielos que horror!” El jabón de lavar está más barato que el que compramos media hora antes, mientras que los fideos están más caros.
Todo esto, que puede parecer una tontería, es lo que viven cada día las amas y amos de casa cuando de llenar la cesta de la compra se trata.
Los súper mercados han borrado de un plumazo las tiendas de aceite y vinagre. Si bien es cierto que en estas tiendas los productos son más caros, no es menos cierto que la razón radica en la gran cantidad que adquieren unos y lo poco que compran los otros.
Si a esto añadimos que en cada centro comercial se ha instalado uno o más de estos, gigantes de la alimentación, no es nada extraño que mucho público se decida por hacer sus compras en estos lugares. Ahí tienen aparcamiento fácil, lugar de juegos para los niños y, al final terminan en cualquier restaurante de comida rápida, por lo que se ahorran tiempo, no hacen el vía crucis  pero terminan por pagar más por lo que han metido en la cesta. 
Particularmente siempre me he sentido molesta por ir de compras de un lugar a otro. Pero les confieso que hoy me he concienciado de que antes de comprar hay que hacer ese doloroso vía crucis, nos guste o no, pues como dicen los gallegos las diferencias “haberlas haylas”

miércoles, 17 de julio de 2013

DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

 LO QUE A VECES NOS SOBRA O NOS FALTA.
Nos encontramos, en el evangelio de este domingo, a Jesús en casa de dos mujeres que se llaman Marta y María. Muchas veces por inercia tiendo a pensar que es la casa de sus amigos en Betania, pero no se dice nada de que esa sea la casa de sus amigos y   tampoco se habla de Lázaro, por tanto, vamos a  ceñirnos al texto y a no pensar que estamos en Betania ni mucho menos en casa de Lázaro. Está en casa de Marta que le ha invitado y que tiene a su vez una hermana, que se llama María.
 











Surge un problema: y es que Marta se ve desbordada por las ocupaciones, mientras que su hermana se dedica a escuchar a Jesús, a conversar con él, y aquella, Marta, protesta. 
Es lógica la protesta de Marta en la que también involucra a Jesús, cuando le dice: " Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? dile que me eche una mano".
La respuesta de Jesús, como siempre, desconcertante: alaba la actitud de María porque  "ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán". Como si lo que estuviera haciendo Marta no fuera necesario hacerlo, como si no fuera importante.
Vamos a intentar barrenar un poco y tratar de descubrir qué es lo que se esconde detrás de esta respuesta de Jesús, que debió de dejar a Marta boquiabierta y totalmente desarmada.
"Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria".  Y ¿cuál es esa cosa que es necesaria y que Marta no está teniendo en cuenta?  La que ha escogido María. Es decir: la escucha, la cercanía, la contemplacion.

La contemplación, también en el trabajo, en el quehacer de cada día, porque ¿de qué nos sirve tragarnos el mundo si  no hay una motivación interior que nos lleve a transformarlo con nuestro quehacer cotidiano y, que a su vez, también nos transforme a nosotros? Esa, creo, es la clave.
No se trata sólo de estar en todo, de hacer muchas cosas, que sí, que hay que hacerlas, pero lo que nos falta muchas veces es preguntarnos por qué las hacemos, desde dónde las hacemos, que es lo que nos mueve a hacerlas. Porque eso es lo que nos  mantendrá en la batalla de cada día, en el trabajo, en la calidad de lo que se lleva a cabo.
Tengo que preguntarme: ¿por qué las hago?;  ¿desde dónde las hago?
Eso parece ser que es lo que le falta a Marta que invita a Jesús a su casa y luego se olvida del invitado porque debe dar abasto en el servicio que para ella era lo importante, y termina por sentirse desbordada. Es por ahí por donde yo creo que viene la corrección de Jesús y la invitación a no dejarse vaciar por la obligación, porque todo eso, al fin y a la postre, es pasajero, lo importante es que todo lo que hagas esté en y desde el Señor, sea mucho o poco, pero siempre en y desde el Señor.
No es hacer para luego estar con el Señor, no. Es  estar con el Señor para luego hacer.
Así es, y concluyo, que lo de María es mejor que lo de Marta porque a esta le falta la actitud contemplativa, sino estarían las dos a la par, cada cual desde el sitio que ha escogido para estar con el invitado. 
No se trata de que yo hago más que tú, o tú haces menos que yo, se trata de calidad. No está el tema  en que tienes o debes hacer lo que yo hago, porque es mas útil y mejor, no. Se trata de vocación y de calidad a la ora de vivir, servir y  hacer.
FELIZ DÍA DEL SEÑOR.  

EL PAPA FRANCISCO.


J. Arias
EL PAIS, Madrid 30-3-2013

La Iglesia ha encontrado un líder ¿Y el mundo político? – La Iglesia ha sido más rápida que el mundo político.
Ambos estaban hasta ayer en profunda crisis de identidad.
La Iglesia hundida en sus escándalos vaticanos y convertida en un “fósil”, en expresión dura del teólogo brasileño Leonardo Boff, con sus iglesias vendidas para convertirlas en salas de fiestas nocturnas y los confesionarios en muebles bar.
Y el mundo político se encuentra perdido en una profunda crisis, no sólo económica sino también de valores, huérfano de liderazgo, en plena revuelta civilizatoria sin saber por donde tirar.
Ambas instituciones, la religiosa y la laica, se arrastran sin horizontes para sus jóvenes generaciones, dando palos de ciego.
En ese panorama, la Iglesia, con sus dos mil años de historia, sus santos y demonios, sus inquisiciones y sus mártires de la caridad,
- ha conseguido encontrar un líder mundial
- cuando empezaba a resbalar por el barranco de la desesperanza.
Y lo ha hecho a través de un puñado de cardenales, la mayoría ancianos y conservadores, reunidos durante dos semanas en Roma, sin grandes alharacas y revestidos de misterios y secreto, pero que
- se dieron cuenta que el eje del mundo ha cambiado,
- ya no es Europa, sino que se ha trasladado a los países emergentes.
- La Iglesia acabó viéndolo y se fue a buscar el nuevo líder a las Américas.
“Me buscaron muy lejos”, subrayó significativamente el papa Francisco al aparecer en el balcón la tarde de su elección.
El papa Francisco, que sigue llamándose sacerdote y obispo, no papa, se ha convertido, en menos de un mes al mando de la nave Iglesia, en el personaje más en vistas del planeta, como un día lo fueron un Gandhi o un Luther King.
Con un puñado de gestos simbólicos,
- ha dado rienda suelta a una auténtica revolución religiosa y política
- que empieza a resonar más allá de la misma Iglesia.
¿Y el mundo político qué está esperando?
Una vez Stalin preguntó cuantos ejércitos tenía el papa de Roma.
Hablaba de armas, pero
- la Iglesia es un ejército con otras armas en sus manos, que empezaban a oxidársele
- Es una institución, a pesar del peso de errores que arrastra, de las mejor organizadas
del mundo, que cuenta con la friolera de
- 1.200 millones de fieles,
- un ejército de más de 1.000.000 de sacerdotes y religiosos,
- con 114.736 instituciones asistenciales en el mundo;
- 5.246 hospitales;
- 74.000 dispensarios y leproserías;
- 15,208 residencias de ancianos incurables;
- 1.046 universidades;
- 205.000 colegios;
- 70.000 asilos nido con 7.000.000 de alumnos;
- 687.282 centros sociales y
- 131 centros de personas con sida en 41 países.
Una vez el líder comunista italiano Enrico Berlinguer, que no era creyente pero acompañaba los domingos a misa, a su mujer e hijos que si lo eran, a los que esperaba en la puerta de la Iglesia, solía decir:“Si nosotros los comunistas tuviésemos a un millón de mujeres y hombres, como las monjas y religiosos católicos, con voto de obediencia y dispuestos a cualquier sacrificio, haríamos una verdadera revolución social”.
Y es esa revolución social la que el nuevo papa Francisco ha empezado a llevar a cabo en la Iglesia y que el mundo político parece incapaz de hacerla, sumergido en sus recetas de sacrificios y recortes a los más débiles, mientras se multiplica como una cizaña maligna, la corrupción de políticos y banqueros.
Si al mundo de hoy le falta un gran líder, capaz de devolver esperanza y abrir nuevos horizontes a una sociedad desencantada y en ruinas,
- la Iglesia parece haberlo encontrado.
Y no un líder místico, encerrado en sus rezos, con una visión arcaica y autoritaria de la fe, sino alguien que ha pedido a los soldados de ese ejército hoy bajo su mando, que
- dejen de ser “coleccionadores de antigüedades” y cultivadores de “teologías narcisistas” y
- se vayan a manchar sus pies con el barro “de las periferias del mundo”,
- donde se encuentran los más explotados por el poder.
Un jesuita que posee “racionalidad y fe”, como afirman quienes le conocen de cerca, que además de teología ha estudiado psicología y literatura, y que al mismo tiempo ha escogido como símbolo papal un “corazón franciscano”, puede llegar a ser más que un mero líder espiritual de una Iglesia.
Sus antecedentes como arzobispo y cardenal de Buenos Aires y sus primeros gestos de desapego a las apariencias y símbolos del poder vaticano para poner su énfasis en
una Iglesia que debe ser “pobre y para los pobres”, lo están ya convirtiendo también en una referencia política y social del mundo.
Es justamente el mundo el que está entendiendo – de ahí la perplejidad y hasta miedo de ciertos políticos – que el papa Francisco, no es sólo un religioso que se contentará con lavar los píes a los pobres y visitar favelas.
Los poderosos han empezado a entender que  apostar
- por los desheredados de la Tierra,
- por la escoria del mundo,
- por los desahuciados,
no sólo para consolarlos, sino también
- para elevarles social y culturalmente,
- para despertar en ellos
- la fuerza de su dignidad como personas,
- sus derechos y su espíritu crítico, equivale a una nueva revolución mundial.
Y que su mentor puede acabar siendo más que un mero líder espiritual.
El papa Francisco le dice al rabino judío argentino Skorka, en su libro Entre el cielo y la tierra que a él “le gusta la política”, concebida como “la fuerza responsable del bienestar de la gente“.
Le cuenta que cuando se encuentra con agnósticos y ateos “no les habla de Dios”, sino que les pregunta si están dispuestos a empeñarse en la lucha contra las injusticias  perpetradas contra los más desamparados del sistema, ya que eso le basta. “Sólo les hablo de Dios si ellos me hablan”, comenta.
A una madre que desesperada, se le quejaba, en Buenos Aires, de que su hijo joven había abandonado la fe, el entonces cardenal Bergoglio, le preguntó:
- “¿Sigue su hijo siendo una buena persona que se interesa por los demás?”
- La mujer le dijo que sí.
- “Entonces quédese tranquila. Su hijo sigue creyendo en lo que debe creer”, la consoló.
Un líder así, puede crear esperanza en unos y temores en otros, ya que  está pidiendo a una Iglesia anquilosada y en buena parte aburguesada, que salga de la retaguardia para ir a combatir a la primera línea del frente, puede acabar convirtiéndose en una referencia mundial de lo que el teólogo Boff llama “un liderazgo no autoritario, de valores universales en el que lo importante no es ya la institución Iglesia sino la humanidad y la civilización que hoy pueden ser destruidas”.
Como un día surgieron líderes capaces de sacudir al mundo como Gandhi, Luther King o Mandela, entre otros, es posible que a esa lista de líderes contra la violencia y contra las discriminaciones de los diferentes, haya que añadir pronto al papa Francisco.
Eso si le dejan actuar en paz, sin blindarle en los palacios vaticanos, que por ahora ha descartado, impidiéndole de acercarse y de escuchar demasiado a la gente.
En Brasil, para el viaje a Río del papa, el próximo julio, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, las autoridades le han preparado un blindaje de 750 policías civiles y militares para proteger su vida, y que le acompañarán día y noche.
No será fácil, sin embargo, blindar del todo a un papa que ha pedido a los sacerdotes del mundo entero que no tengan miedo de “perder la propia vida”, si su empeño social y religioso se lo exigiera.
Jesús fue crucificado con poco más de 30 años. Los primeros cristianos, apóstoles, obispos y papas acabaron todos mártires de su fe y de su desobediencia al poder que les pedía que se arrodillase ante él.
El viernes santo pasado, el papa Francisco se echó en la Iglesia de bruces al suelo en adoración no a los poderes del mundo.
Lo hizo en señal de fidelidad a aquel Jesús que predicaba que
- “quién defiende la propia vida la perderá” y que
- los “que se humillan serán ensalzados”.
Los cobardes, al final, son ya vivos muertos, como decía Gandhi.





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domingo, 14 de julio de 2013

¿DESDE CUANDO USAMOS?

CAPILLAS DOMICILIARIAS
Por María Sánchez.
Son muchos los hogares donde cada mes se recibe la capilla o sagrada familia, ya que fue este con el primer nombre con el se le conoció. Luego la colocaba en un lugar de la casa donde, cada vez que pasábamos, teníamos que hacer una reverencia o santiguarnos.
Desde pequeña recuerdo ver llegar a mi casa a la vecina más cercana, que mientras quitaba el gancho de la puerta, llamaba a mi madre diciéndole “aquí le traigo a la virgen”. Como buena cristiana, mi madre lo primero que hacia después de abrir las puertas de la capilla, era santiguarse y rezar una oración.



Después de los años transcurridos me he dado cuenta de que sólo mi madre y yo llevábamos ese ritual a raja tabla. La virgen tenía que pasar una noche en cada casa que visitara. Al despedirla se le rezaba de nuevo y, mi madre, me daba media peseta para que la pusiera en la hucha que, según ella, ese dinero iba a parar a los negritos.
Si todo el dinero que se pidió para ellos les hubiera llegado, hoy estarían más ricos que todos los blancos. Sin embargo continúan siendo los más pobres.
Aún hoy, se continúa con la tradición de llevar a la virgen por las casas. Si en mi niñez nos visitaba la Sagrada Familia (Jesús, María y José) en estos días sólo tenemos a Mª Auxiliadora que, dicho sea de paso, en ocasiones llegan dos y en otras pasan meses sin que podamos verla.
Creo no equivocarme si digo, que esta santa costumbre, se lleva a cabo en todos los municipios de las islas canarias. No ocurre lo mismo en toda la península, salvo las comunidades andaluzas, con las que compartimos  muchas usanzas isleñas.
La visita domiciliaria comenzó a llamarse "visita de la Virgen Milagrosa", y fue instaurada por el papa León XIII, a principios del siglo XX. La idea era acercar a los  cristianos a la familia de Nazaret. Desde el principio se uso las capillas tal y como ahora las conocemos.
La visita de la Sagrada Familia tomó mucho auge, de tal modo que llegó a estructurarse diversas secciones llevadas por mujeres y hombres. Entre todas ellas destacaba la de la caridad que favorecían a los más pobres con el dinero recaudado.
Debemos ser consientes del apostolado familiar siempre, pero sobre todo, en los tiempos que nos ha tocado vivir. Pues si bien hay muchos jóvenes con unos valores humanos dignos de alabanza, no podemos olvidar, que hay otros que no los conocen y es por ellos por los que debemos luchar y tratar de dárselos a conocer.

sábado, 13 de julio de 2013

DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.


¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO ?
El texto del evangelio de este domingo, que es de San Lucas, es nada más y nada menos que la parábola del buen samaritano. No sé ustedes, pero a mi me pasa que me centro en esta parábola tan bien traída por Jesús, que no me había fijado en que es lo que la provoca. Prestando atención al texto podemos descubrir con más profundidad y amplitud lo que el Maestro quiso decir a este hombre preocupado por cumplir la ley. De entrada Jesús le responde con lo que todo buen judío sabe, por que lo aprenden de memoria, ya desde pequeños y lo llevan grabado en  su corazón.


Pero nuestro buen hombre quiere más, quiere saber, tener pautas, para poder medir hasta dónde debe llegar, necesita saber  a quién debe considerar su prójimo, en una palabra, quién puede o debe ser merecedor de su atención y ayuda.

Este hombre que pregunta, maestro de la ley, no ha descubierto aún el hondón de la misma, cosa que Jesús trata ayudarle a descubrir usando personajes que en la sociedad de aquel momento eran  claves, bien por el papel que desempeñaban o por la situación en que la historia les había colocado.  (el levita, el sacerdote, el samaritano, el hombre que  es asaltado...)

También nosotros  hoy nos solemos plantear esta pregunta, sino abiertamente, si  y en muchas ocasiones, interiormente y sin atrevernos a manifestarla.

 El tema es: ¿Quién es mi prójimo?  O, dicho de otra forma ¿A quién debo ayudar? ¿Quién debe ser merecedor de mi atención? ¿En quién debo gastar mi tiempo, mi dinero y mi preocupación?
La respuesta de Jesús no deja lugar a dudas: quién sea, dónde sea  y cómo sea. La necesidad no tiene color, ni raza, ni nos permite andar dando vueltas. La necesidad lo es aquí, allí, y en cualquier parte, sobre todo cuando es alguien que ha sido humillado, abatido, maltratado y que no tiene posibilidad de ponerse en pie en el sentido más amplio de la palabra.

No tengo ni idea de cómo se le quedaría el cuerpo a este hombre que quería saber, que es una buena actitud. Supongo que se quedaría rumiando la conversación y si la pregunta era desde una buena intención la respuesta le llevaría, sino al cambio, sí al deseo de ser mejor y más atentó al tema.

 De todas formas, lo que nos debe preocupar a nosotros hoy es qué es lo que pensamos de ello y si estamos dispuestos a seguir las enseñanzas de Jesús, o si por el contrario nos hemos vacunado, de tal forma y manera, que ya somos maestros en el rodeo, en el pasar de largo, en la excusa o en el "que Dios le ayude", que es tan socorrido cuando nos encontramos con uno de estos casos, sin percatarnos de que Dios nos lo pone delante para que le ayudemos en su nombre y suele suceder lo de siempre, que le endilgamos el tema al otro cuando en realidad somos nosotros quienes debemos hacerlo.

Feliz domingo. Feliz día delSeñor.


miércoles, 10 de julio de 2013

BUSCANDO NORTE

El día va poco a poco avanzando y mientras el sol se decide a ocultarse tras las montañas dejando pasar la sombra y con ella  la frescura que del mar nos llega, en la espera de que esto suceda, me dedico a leer, escribir o tocar en el teclado las canciones que más me gustan. Hoy he decidido escribir algo y aquí estoy en la faena.


Para empezar, quiero compartir con ustedes el desconcierto y la desorientación que sufro al ver las noticas de la tele en donde se habla  de corrupción, de engaños y tramas, en donde persona importantes están implicadas y pienso lo que estarán pasando ellos y sus familias.
No se trata ahora de si se lo merecen o no, me centro en el sufrimiento y la pregunta que me hago es: ¿merece la pena sufrir tanto por dejarse llevar ante el afán de dinero y de poder, sobre todo cuando  ese dinero se adquiere de forma oscura y pertenece a otros? No  me digan ustedes que esto merece la pena.
 Es increíble ver como personas cultas y con, se supone, experiencia de la vida y también con suficientes medios para vivir de forma holgada, se vean sometidas a estas situaciones por el afán de tener más, por el egoísmo.
No término de entenderlo, no me cabe en la cabeza, claro que yo no soy, ni mucho menos, mejor que ellos. Pero no término de entenderlo, que quieren que les diga.
Recurriendo a uno de nuestros clásicos, Jorge Manrique, concluyo con aquello que dice  en la "Elegía a mi padre" :

"Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar a la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos á se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
allegados, son iguales
Los que viven por sus manos
y los ricos"

Me asusta que toda la sabiduría acumulada a lo largo de siglos no nos ayude en nuestro vivir de cada día.

martes, 9 de julio de 2013

EL PAPA EN LAMPEDUSA DIJO:

TEXTO DE LA HOMILÍA.

Inmigrantes muertos en el mar, desde esas barcas que en lugar de ser una vía de esperanza han sido una vía de muerte. Así es el título de los periódicos. Cuando hace algunas semanas he conocido esta noticia, que lamentablemente tantas veces se ha repetido, mi pensamiento ha vuelto a esto continuamente come una espina en el corazón que causa sufrimiento.
Y entonces he sentido que debía venir aquí hoy a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también a despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita, no se repita, por favor.
Pero antes, quisiera decir una palabra de sincera gratitud y de aliciente a ustedes, habitantes de Lampedusa y Linosa, a las asociaciones, a los voluntarios y a las fuerzas de seguridad, que han mostrado y muestran atención a las personas en su viaje hacia algo mejor. Ustedes son una pequeña realidad, ¡pero ofrecen un ejemplo de solidaridad!
Gracias también al Arzobispo Mons. Francesco Montenegro, por su ayuda, su trabajo y su cercanía pastoral. Gracias también a la señora Giusy Nicolini, alcaldesa, por lo que hace.
Dirijo un pensamiento a los queridos inmigrantes musulmanes que están comenzando el ayuno de Ramadán, con el deseo de abundantes frutos espirituales. La Iglesia está cerca de ustedes en la búsqueda de una vida más digna para ustedes y para sus familias. ¡A ustedes "O' scia'!"
Esta mañana, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, quisiera proponer algunas palabras que, sobre todo, despierten la conciencia de todos, impulsen a reflexionar y a cambiar concretamente ciertas actitudes.
"¿Adán, dónde estás?": es la primera pregunta que Dios dirige al hombre después del pecado. "¿Dónde estás?". Es un hombre desorientado que ha perdido su lugar en la creación porque cree que puede volverse potente, que puede dominar todo, que puede ser Dios. Y la armonía se rompe, el hombre se equivoca y esto se repite también en la relación con el otro que ya no es el hermano al que hay que amar, sino sencillamente el otro que disturba mi vida, mi bienestar. Y Dios hace la segunda pregunta: "Caín, ¿dónde está tu hermano?". El sueño de ser poderoso, de ser grande como Dios, es más de ser Dios, lleva a una cadena de equivocaciones que es cadena de muerte, ¡conduce a derramar la sangre del hermano!
¡Estas dos preguntas de Dios resuenan también hoy, con toda su fuerza! Muchos de nosotros, también yo me incluyo, estamos desorientados, ya no estamos atentos al mundo en que vivimos, no cuidamos, no custodiamos lo que Dios ha creado para todos y ya no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación adquiere las dimensiones del mundo, se llega a las tragedias como a la que hemos asistido.
"¿Dónde está tu hermano?", la voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Esta no es una pregunta dirigida a los demás, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestros trataban de salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un lugar mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte.
¡Cuántas veces aquellos que buscan esto no encuentran comprensión, acogida, solidaridad!
¡Y sus voces suben hasta Dios!
Y una vez más a ustedes, habitantes de Lampedusa les agradezco su solidaridad.
He escuchado recientemente a uno de estos hermanos. Antes de llegar aquí han pasado por las manos de los traficantes. Esos que explotan la pobreza de los demás. Esa gente que hace de la pobreza de los demás su propia fuente de ganancia. ¡Cuánto han sufrido... y algunos no han logrado llegar!
"¿Dónde está tu hermano?". ¿Quién es el responsable de esta sangre?
En la literatura española hay una comedia de Lope de Vega que narra cómo los habitantes de la ciudad de Fuente Ovejuna matan al Gobernador porque es un tirano, y lo hacen de modo que no se sepa quién ha realizado la ejecución. Y cuando el juez del rey pregunta: "¿Quién ha asesinado al Gobernador?", todos responden: "Fuente Ovejuna, Señor". ¡Todos y nadie!
También hoy esta pregunta surge con fuerza: ¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Nadie! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo nada que ver, serán otros, ciertamente no yo. Pero Dios pregunta a cada uno de nosotros: "¿Dónde está la sangre de tu hermano que grita hasta mí?"
Hoy nadie se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y del servidor del altar, del que habla Jesús en la parábola del Buen Samaritano: miramos al hermano medio muerto en el borde del camino, quizá pensamos "pobrecito", y continuamos por nuestro camino, no es tarea nuestra; y con esto nos tranquilizamos y nos sentimos bien. La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bellas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisorio, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos habituado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no nos interesa, no es un asunto nuestro!
Vuelve la figura del Innominado de Manzoni. La globalización de la indiferencia nos hace a todos "innominados", responsables sin nombre y sin rostro.
"¿Adán dónde estás?", "¿dónde está tu hermano?", son las dos preguntas que Dios hace al inicio de la historia de la humanidad y que dirige también a todos los hombres de nuestro tiempo, también a nosotros.
Pero yo querría que nos hiciéramos una tercera pregunta: "¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como éste?". ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por estas personas que estaban en la barca? ¿Por las jóvenes mamás que llevaban a sus niños? ¿Por estos hombres que deseaban algo para sostener a sus propias familias?
Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llorar, del "padecer con": ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar!
En el Evangelio hemos escuchado el grito, el llanto, el gran lamento: "Raquel llora a sus hijos... porque ya no están". Herodes ha sembrado muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto sigue repitiéndose... Pidamos al Señor que borre lo que queda de Herodes también en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar sobre nuestra indiferencia, sobre la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que abren el camino a dramas como este. ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado hoy en el mundo?"
Señor, en esta Liturgia, que es una Liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado, se ha encerrado en su propio bienestar que lleva a la anestesia del corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que conducen a estos dramas. ¡Perdón Señor!
Señor, que escuchemos también hoy tus preguntas: ¿"Adán, dónde estás?", "¿dónde está la sangre de tu hermano?"



sábado, 6 de julio de 2013

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

UNA CLAVE PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN.

El texto del evangelio de este Domingo es un tanto desconcertante, pues de pronto nos encontramos a Jesús que envía a otros setenta y dos a anunciar el Reino de Dios allí por donde pensaba ir él.
Estos setenta y dos no sabemos de dónde han salido y son anónimos, pues en ningún momento se habla de una llamada anterior, como sucedió con los Doce a la orilla del lago en Cafarnaún.
Lo cierto es que Jesús les envía y les da instrucciones de cómo deben hacer y cuál ha de ser su comportamiento. A la vuelta le cuentan al Maestro lo que ha sucedido y cómo el demonio era vencido. Indudablemente es un texto desconcertante, con ribetes de futuro y apocalípticos y creo que es por ahí por donde debe ir la reflexión: tratando de ver en este envío a toda la Iglesia, que ha de ser misionera. 
Seguir a Jesús implica radicalmente vivir y anunciar el evangelio, de eso no nos cabe duda. Seguir a Jesús, supone llevar la noticia a donde está la gente para que luego él pueda ser recibido y aceptado como el Señor, como el que salva. Esa es la misión de la Iglesia. Esa es nuestra misión y es por ahí por donde debe ir nuestra reflexión de hoy.
Pero el tema no está solamente en seguir a Jesús, el tema del texto más bien está en  ser dóciles al envío. Jesús les envía y ellos obedecen. Esa es la clave.
Nos tendríamos nosotros que preguntar hoy: ¿a dónde nos envía Jesús y para qué nos envía? 
Seguramente que muchos de los problemas que tenemos a la hora de la misión y de evangelizar quedarían zanjados, porque ya no va a depender sólo de nosotros, del cómo y del cuándo, sino que entra en juego alguien mucho más importante que no es una idea, que es una persona, que es el mismo Maestro que envió a aquellos setenta y dos, y nos siguen enviando a nosotros hoy y allí a donde él piensa y quiere llegar. En la medida que estemos unidos al Maestro y seamos dóciles a su Palabra y sus sugerencias, en esa medida los hombres reconocerán a Dios como Padre y a Jesús como el Señor que salva.
Porque ¿qué es sino eso de evangelizar?
Feliz día del Señor.

jueves, 4 de julio de 2013

NO SÉ SI SOY UN BICHO RARO.

Me encuentro disfrutando de los primeros días de mis vacaciones anuales. Estoy en el campo.Por la mañana, desde muy temprano, me dedico a leer durante una hora u hora y media mientras esperó que amanezca.Me fumo mi cigarrillo, me tomo mi café y pienso.
Leo, leo sin prisa y disfrutando de la lectura. Leo  los libros que a lo largo del curso no he podido nada más que mirar  la portada. Sobre la mesa en pila, son unos seis o siete, siete para ser más concreto. Hay de todo un poco, pero ganan los de teología como no podía ser de otra forma.

En cuanto amanece, me pongo mi ropa de faena , cojo mi hazada y me voy a la huerta en donde voy mimando lo que he ido plantando: Los tomates, las calabacearas, las cebollas, las coles, los pimientos, el peregil, el  orégano, el cilantro, etc,etc.
De vez en cuando, en el transcurso de la faena cuando el calor va apretando, me paro, me limpio el sudor , miro al cielo, contemplo lo que me rodea y digo por lo bajini: ¡gracias, Dios mío!
No se si soy un bicho raro o que. No lo se. Si que se que me siento tan a gusto, tan lleno, que no cambio mi huerta y lo que en ella disfruto, por ningún hotel del mundo, por ningún viaje maravilloso y por ninguna playa paradisiaca de esas de las fotos que aparecen en las revistas que promocionan viajes a no sé que paraiso al otro lado del mundo. Yo ya estoy en el paraíso y cerca de Dios.





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